A consecuencia de la devastadora riada de Santa Teresa, ocurrida en 14 de octubre de 1879, muchas personalidades influyeron para que Murcia volviera a la normalidad lo antes posible. Uno de esos personajes fue José María Muñoz y Bajo de Mengíbar, natural de Cáceres y afincado en Alicante, quien ayudó económicamente los damnificados. En agradecimiento, años después, se le quiso homenajear colocando una estatua suya en la ciudad.

La ubicación del monumento no estuvo clara hasta el último momento, y después de sopesar que se colocara en la plaza de Santa Catalina, el Malecón o en la plaza de las Balsas, finalmente se colocó en la plaza de Camachos. Sin embargo, fue retirada años después y llegó a estar almacenada en los sótanos del Ayuntamiento, hasta que el 14 de septiembre del año 1933 el Consistorio tomó la decisión de instalarla al final del Paseo del Malecón, en la pedanía murciana de La Arboleja, junto a la Casa de los Tablachos y la acequia mayor Aljufía, donde aún hoy permanece.

Según la crónica, al acto de inauguración de la nueva ubicación del monumento acudió el Teniente de Alcalde, el señor Martínez López de Molina, el concejal don Pascual de Ayala y diverso público, que no se quiso perder la instalación de la estatua del filántropo. En el pedestal, distinto y más pequeño del que tuvo en un principio, se puede leer: "Socorrió con cien mil duros a los inundados de 1879. Haciéndose digno de universal gratitud y se le dedica este recuerdo costeado por suscripción".

Durante el acto, las autoridades locales recordaron la trágica noche de la inundación en la que cientos de murcianos perdieron la vida, y se citó la actuación que tuvo la prensa regional, con José Martínez Tornel como director del Diario de Murcia a la cabeza, el cual con sus artículos consiguió emocionar al entonces rey de España Alfonso XII.

En un artículo del cronista oficial de Murcia, Antonio Botías, publicado en el diario La Verdad en 2013, se hace referencia al rumor que apunta que fue el propio José María Muñoz quien pagó la estatua murciana y otras tres más, las cuatro idénticas, en lugar de haber sido costeadas por suscripción popular, tal y como se publicitó.

Las cuatro esculturas fueron fundidas en Santander y no resultaron del gusto estético de muchas personas, entre ellas el del propio Martínez Tornel, quien con tanta pasión había agradecido a Muñoz su ayuda a los daminificados por la riada. Aparte de en Murcia, las obras se colocaron en Alicante, Cuevas de Almanzora y Orihuela tras la muerte de Muñoz, por expreso deseo suyo.

A Tornel no le parecía bien que el homenajeado luciera levita, al entender que con ello no se plasmaba la situación en la que quedó Muñoz, desprovisto de toda su riqueza. Tampoco le gustó la primera ubicación en la plaza de Camachos, demasiado amplia, lo que en su opinión la empequeñecía.

En enero de 2014 concluyeron las labores de restauración a las que se había sometido al monumento.

Fuente:

La Verdad de Murcia. 12 de septiembre de 1933, página 8.

El Liberal. 15 de septiembre de 1933, página 2.

Las Provincias de Levante. 15 de mayo de 1895, página 3.

Archivo General de la Región de Murcia.

'¿Pagó don José María su propia estatua?', Antonio Botías. Diario La Verdad, 27 de enero de 2013.

'La escultura de José María Muñoz, restaurada'. Diario La Opinión, 30 de enero de 2014.