El 8 de noviembre de 1859, el Ministerio de Fomento adjudicó a la 'Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA)', la línea ferroviaria Murcia-Cartagena que, aunque fuera inaugurada en 1862 por la reina Isabel II, inició su servicio comercial el 1 de febrero de 1863. En todo este proceso resultó decisiva la intervención del Marqués de Corvera, que en aquel momento era ministro de Fomento.

Algunas de las razones que influyeron en la concesión a la compañía MZA fueron, en primer lugar, atender a un área geográfica en la que había comarcas muy pobladas con importantes actividades agrícolas, industriales y mineras. La instalación del ferrocarril suponía multiplicar la velocidad del transporte por cinco e implicó la mejora de los servicios públicos como la distribución del correo y la prensa, así como las comunicaciones a través del telégrafo.

El 24 de enero de 1941 se aprobó la Ley de Bases de Ordenación Ferroviaria y de los Transportes por Carretera, por la que todas las compañías de ancho ibérico que operaban en España fueron reunidas en una sola empresa estatal, la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles, RENFE. De las compañías nacionalizadas más importantes destacaban la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, la Compañía Nacional de los Ferrocarriles del Oeste y la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA).

En el año 2013 el Museo de la Ciudad acogió la exposición 'El museo del Ferrocarril en el Museo de la Ciudad. 150 años de la línea Murcia-Cartagena'.