¿Sabías que...
... los taxis murcianos fueron negros con una raya blanca hasta 1980?

Durante el siglo pasado se estandarizó en toda España el color negro con franja horizontal roja o blanca para los taxis, y así fueron hasta mediados de los años 70, cuando de pronto empezaron a proliferar vehículos de servicio público de diversos colores. La dispersión, que dificultaba identificarlos convenientemente, unida a la necesidad de renovar el sector, impulsaron a la aprobación del Reglamento Nacional del Taxi en el año 1979, que derogaba una norma de 1964.

 

En el texto legal de 1979, entre otras muchas cuestiones, se autorizó a los ayuntamientos a fijar un nuevo color para los taxis y su distintivo dentro del respectivo término municipal, lo que encendió el debate en las ciudades, generalmente con la participación de los propios taxistas. El caso de Murcia no fue diferente:

 

“Art. 26º. la pintura y los distintivos de los auto-taxis serán de color y características que se establezcan por las respectivas entidades locales”.

 

Por sorprendente que parezca, aquí el debate no resultó fácil. Recurrimos de nuevo a los fondos digitalizados del Archivo Municipal de Murcia, siempre tan valiosos, y damos un breve paseo por su hemeroteca para saber cómo y cuándo abandonaron los taxis su anterior estética.

 

Un ‘taxis’

 

Para empezar, un poco de etimología: la palabra ‘taxi’, con la que denominamos actualmente a los turismos que, identificados como vehículos de servicio público, podemos ‘alquilar’ ocasionalmente para realizar trayectos más o menos cortos, y que pagamos según sea de prolongado dicho trayecto, deriva de acortar el nombre del aparato que calcula el precio y la distancia recorrida: el taxímetro.

 

Taxímetro proviene del griego ‘taxis’, que es ‘tasa’, y ‘metro’, en relación a la unidad de medida: literalmente, hablamos de dinero por metros.

 

Los primeros taxis comenzaron a prestar servicio en Murcia a finales de los años 20 del siglo XX, y aunque, en origen, este tipo de coches estaban destinados a un uso principalmente urbano (ya existían desde mucho antes en las grandes ciudades europeas), en nuestro municipio se usaban más para salir a la carretera. Los primeros taxis murcianos de finales de los años 20 no debían ser caros, porque, aun sin que existiera un alto nivel adquisitivo, representaban el medio idóneo de transporte interurbano.

 

Como curiosidad, debemos saber que, en aquellos albores del taxi, se les denominaba siempre en plural aunque estuviésemos hablando de un solo vehículo: “un taxis”. Aun hoy, hay personas que los llaman de ese modo.

 

En el diario El Tiempo de junio de 1926 se expresaba el deseo del Ayuntamiento de Murcia de contar “pronto” con un servicio de taxímetro, y en julio de 1928, La Verdad recogía la voluntad de un particular, don Joaquín Sandoval, de ofrecer al Consistorio tres vehículos de su propiedad para establecer el taxímetro en Murcia. Antes de acabar la década, fueran los coches de Sandoval u otros, los taxis ya debían funcionar en Murcia, porque La Verdad del 21 de agosto de 1929 publicó varias disposiciones municipales sobre el sector:

 

“Los auto-taxis fijarán en el interior del coche, frente al asiento del viajero, una placa con el número de su matrícula. Igualmente llevarán en el interior del coche y en sitio perfectamente visible para los viajeros la tarifa de precios vigente”.

 

Cabe señalar que, en los mismos meses en los que se empezaba a regular el negocio del taxi, todavía en los años 20, Murcia comenzó a desmantelar su red de tranvía, siendo las vías que comunicaban nuestra ciudad con Alcantarilla las primeras en retirarse. En las noticias sobre el fin del tranvía, se anunció que el servicio sería sustituido por autobuses, también llamados coches de línea.

 

En 1929 se aprobó un reglamento de transportes que decía que, en relación con “los servicios denominados de coche de punto o taxis”, solamente los podían ofrecer los “coches matriculados para servicios urbanos en cualquier ayuntamiento, y que se provean de la correspondiente autorización de la Junta Provincial de Transportes”, que les expediría “una tarjeta de autorización” que debían llevar “en sitio ostensible”, y sometida al pago de “un canon de 125 pesetas anuales”. “Esta tarjeta se extenderá por trimestres, semestres o años naturales, abonando la parte proporcional del canon”, según fijaba dicho reglamento.

 

Las huelgas del taxi

 

En los años centrales del siglo pasado, los periódicos están trufados de noticias sobre huelgas y movilizaciones de los profesionales del taxi: las protestas giraban principalmente en torno a las tarifas, a la prohibición de aceptar propinas, al número de licencias, a la competencia desleal o incluso al uniforme, que muchas veces las normas intentaron imponer a los conductores.

 

Todas esas protestas eran abordadas por las autoridades locales, porque, desde el principio, fueron los ayuntamientos los encargados de regular el sector en sus respectivos municipios. Sin embargo, con el auge de los años 60 ligado también al turismo, la administración estatal se vio obligada a fijar un marco general básico que asegurase unos mínimos legales a cumplir por todos los taxis del país.

 

Entre tantas protestas de los taxistas de las grandes ciudades, sólo citaremos una excepción curiosa sucedida en el municipio de Murcia: en julio de 1964, el alcalde Antonio Gómez Jiménez de Cisneros fue agasajado por los taxistas murcianos con el ‘Volante de Oro’, un premio que otorgaron al regidor poco después de que el Ayuntamiento de Murcia aprobase su ordenanza municipal del taxi. En el Salón de Plenos y ante los taxistas, Gómez Jiménez de Cisneros dijo:

 

"Como alcalde y sindicalista que soy, expreso mi satisfacción por esta gran compenetración entre el Ayuntamiento y Sindicatos. Los taxistas están plenamente vinculados al Municipio, pues son representantes de la ciudad, ya que el forastero les requiere para que les muestre la capital y ellos se prodigan en hacerlo, como auténticos porta-estandartes de Murcia (...). Tienen ustedes un cuerpo organizado y realizan una labor verdaderamente ejemplar. He de añadir que este homenaje debiera ser la ciudad la que se lo rindiera a ustedes por su labor y su prestigio (…). Son ustedes merecedores de un homenaje que yo me permito anunciarlo”.

 

La primera gran norma estatal para los taxis, ya referida anteriormente, fue la Orden de 4 de noviernbre de 1964, por la que se aprobaba el Reglamento Nacional de los Servicios Urbanos de Transportes en Automóviles Ligeros, norma que fue sustituida por el también citado Real Decreto 763/1979, de 16 de marzo, del Reglamento Nacional de los Servicios Urbanos e Interurbanos de Transportes en Automóviles Ligeros.

 

Años 70-80: cambio y modernización

 

Según recogía un reportaje sobre los transportes en la ciudad de Murcia publicado en el diario Línea en enero de 1971, el uso más corriente del taxi todavía en esos momentos, era el mismo que en la época de los primeros taxis murcianos: el interurbano. Y aunque el periódico constataba que en los diez años anteriores la clientela había bajado, también se apreciaba un aumento en la solicitud de licencias y en la creación de paradas.

 

La prensa vaticinaba que “este sistema de transporte, concretamente en esta ciudad, se transformará totalmente en el futuro, pasando a ser un servicio completamente urbano, aunque de lujo”. Otra de las predicciones en los años 70 respecto del taxi fue, “como proyecto muy a largo plazo, la posibilidad de una cooperativa local, cuya implantación supondría una mejora en el servicio y una regulación de la jornada laboral de los profesionales del volante”.

 

¿Cómo era dicha jornada laboral en 1971? “Actualmente es de dieciséis horas, pero si el proyecto se realiza, cabrían tres turnos de ocho horas. Lamentablemente, las dificultades de tipo social y humano para su implantación son numerosas y difíciles de resolver. Pero los tiempos futuros la harán necesaria, al aumentar en extensión y población nuestra ciudad”, apuntaba el Línea.

 

Y más cosas: “Una emisora central se encargaría de comunicar con los taxis en ruta, mediante radio-teléfonos instalados en los mismos. De este modo se daría mayor agilidad y rapidez al nuevo sistema”. La tarifa de la carrera mínima en los taxis murcianos de 1971 era de 16 pesetas, lo que también se conoce como 'tarifa básica' o 'bajada de bandera'.

 

Entre los años 50 y 60, el número de taxis en Murcia se había duplicado: de unos 80 a cerca de 160 vehículos. En enero de 1971, el número de taxis en el municipio de Murcia era de 198: 153 en la ciudad y 45 en pedanías (aunque la cifra se duplicó poco después hasta los 91 en pedanías). En 2019, cuarenta años después, según datos del Instituto Nacional de Estadística (que desde 1994 lleva a cabo una estadística del taxi), el número de este tipo de vehículos de servicio público en Murcia era de 289 taxis (de un total de 825 en toda la provincia).

 

Si tenemos en cuenta que la población era de 243.759 personas en 1970 (un taxi por cada 1231 personas), y que en 2021 vivían en Murcia 460.851 personas (un taxi por cada 1.594 personas), comprobamos que no ha crecido el número de este tipo de vehículos en consonancia a la población del municipio.

 

El color de los taxis

 

Y vamos por fin al quid de la cuestión: el color de los taxis y el cambio de 1980. En el diario Línea del 17 de febrero de ese año, encontramos la noticia de la propuesta de la asociación del gremio murciano del taxi de cambiar el color de sus vehículos, hasta entonces, mayoritariamente negros con una franja horizontal blanca o roja en todo el país.

 

En la misma noticia, el concejal Pedro Antonio Ríos anunciaba que el Ayuntamiento de Murcia encuestaría a los taxistas para saber su opinión sobre el cambio, para lo cual les había enviado una carta: “Según el grueso de las posturas a favor de una pretensión deteminada, se actuará”.

 

La pretensión de una parte de los taxistas, según afirmaba el periódico, era la de adoptar el color butano; otros, en cambio, abogaban por la libertad de color, y así lo demostraron en la práctica pintando sus coches sin que hubiera un acuerdo: “Actualmente, según el concejal delegado entrevistado, están circulando taxis en verde, azul y blanco. Se acordó sancionarlos por modificar el vehículo antes de acordarse ninguna medida”. De ese modo, queda claro que la libertad de colores no era una opción.

 

En 1980, el Ayuntamiento de Murcia estaba decidido a adoptar una postura, pero, para el concejal Ríos, el asunto era un problema: “Soy pesimista respecto al cambio”, decía el 28 de febrero de ese año al diario Línea, antes de que la Comisión Informativa Municipal debatiese las propuestas formuladas.

 

 

En aquel momento, básicamente, había dos posturas: la del sindicato UGT, que pidió el color blanco, y la de la Agrupación del Taxi, que quería libertad de elección junto con un “visible distintivo y luz verde para sus automóviles”.

 

El presidente de la Agrupación del Taxi de Murcia, Francisco Romero, declaraba lo siguiente: “Tan sólo queremos equipararnos al resto de Europa. En todos los países, el taxi es del color que el propietario quiere, claro está, que con su distintivo en el techo y su luz verde. Sabemos que puede ser un hándicap el que Murcia fuera el primer sitio en que se implantara en España, pero estamos convencidos que el resto de compañeros del país verían con buenos ojos que se aprobara nuestra solicitud”.

 

“Creo que no es pedir nada del otro mundo, aunque el problema está en que en España se distingue al taxi por el color y no por su cartelito con la palabra ‘taxi’, como ocurre en el resto de Europa”, concluía Romero.

 

Por su parte, Francisco Solano, secretario general de UGT en la región, tenía una opinión distinta: “Estamos en contra de la libertad de color, y creo que el Ayuntamiento se pronunciará por la unificación y pedirá, en caso de aprobarse, las solicitudes en que se especifique uno. UGT, apoyada por 150 firmas de taxistas, pidió el blanco, color que ya lo hay en otras provincias y que es tan distinguible como el actual. No obstante, aceptamos la resolución mayoritaria que se adopte y proponemos un plazo de dos años para reconvertir aquellos vehículos que, sin ser del color designado, cambien el mismo”.

 

Tras haber encuestado a los taxistas de Murcia, el pesismismo de Pedro Antonio Ríos se basaba en que “el tema” iba a ser “largamente debatido, ya que es bastante complicado”: “La verdad es que la casi mayoría se definió a favor del cambio de color, pero hasta no ser tratado por la Comisión Informativa, no puedo decir cuántos prefirieron el blanco o la libertad de color en sus vehículos. El problema que yo veo en este asunto es que no hay precedente alguno en nuestro país con respecto al cambio de tonalidades en estos coches de servicio público”.

 

Sin embargo, la ciudad de Cartagena, por ejemplo, ya había solventado la cuestión meses antes que Murcia y sin demasiados problemas: “Sólo unas horas (después) de que se acordara por la comisión asesora del taxi y el Ayuntamiento de Cartagena que, en el plazo de cuatro años, los taxis cartageneros fuesen de color blanco con raya rojaun taxista se adelantó, siendo el primero Jesús Barnes. Y ahí está con su vehículo, recorriendo las calles cartageneras. Añade que estaba deseando hacerlo por ser más limpio que el color negro y al propio tiempo menos caluroso en verano”. Nota publicada en La Hoja del Lunes del 10 de septiembre de 1979.

 

En Murcia, en marzo de 1980, Línea volvía sobre el asunto: “El color de los taxis, sin solucionar todavía”, titulaba. “Hasta el segundo miércoles próximo es posible que no se llegue a una medida concreta sobre las variaciones a adoptar en la presentación de los taxis que circulan por el casco urbano”. La noticia anunciaba nuevas reuniones y, quizá, una nueva encuesta a los taxistas.

 

Sin embargo, y aunque la cuestión parecía ir para largo, el 2 de abril, por fin, se anunció la buena nueva: “Los taxis de Murcia serán blancos con una franja roja en la puerta”. “Los actuales propietarios tienen un plazo de tres años para cambiar”, decía la noticia del diario Línea.

 

 

Así lo había aprobado el Ayuntamiento de Murcia: “Se dijo que los auto-taxis en Murcia tendrán que ser de color blanco y con una franja roja en la puerta, en diagonal. También lucirá en la puerta el escudo de Murcia y el número de licencia. Los propietarios de los taxis tienen un plazo de tres años para cambiar el color a los vehículos, excepto los de nueva adquisición, que han de ser ya del tono antes señalado”.

 

Para terminar, ponemos en contraste los dos colores de los taxis en Murcia:

 

Por un lado, aquí vemos un taxi murciano de 1969 circulando por la avenida Teniente Flomesta, junto al edificio de la Convalecencia, en la actual plaza de la Cruz Roja. Se trata de una de las postales de la colección del LIFUM, que forma parte de la exposición temporal ‘El tiempo transformado. La postal en color en la ciudad de Murcia (1960-1980)’.

 

 

Es negro con la franja horizontal blanca. En aquellos años, los modelos más empleados en los taxis eran los SEAT 1500 o 1800, como el de la imagen citada, o como los de otra postal, más abajo, en la que los vemos alineados frente a la Estación de Autobuses de Murcia en 1978.

 

 

También se usó el SEAT modelo 1400, que vemos asomando en una postal de la Plaza de Santa Catalina, también de la colección del LIFUM, fechada en 1969.

 

 

Por otro lado, respecto de la actual estética, más abajo podemos ver la imagen incluida en la ordenanza municipal del taxi del Ayuntamiento de Murcia de 2015, aún en vigor.

 

 

El modelo de coche usado en la imagen es un Renault Laguna, aunque hoy en día hay muchos modelos diferentes en circulación, ganando presencia en los últimos años los híbridos como el Toyota Prius. Los taxis murcianos siguen siendo blancos, pero la franja diagonal roja ha variado en forma y anchura, e incorpora una parte ajedrezada en blanco y rojo. En 2015 se sumó el nuevo logotipo que conforma la imagen del Ayuntamiento, en lugar del escudo institucional, así como otra franja superior y estrecha de color amarillo. En la actualidad, los taxis también pueden lucir publicidad como fuente extra de ingresos.

 

Coda: Juan el Tranquilo, al margen de los tiempos

 

Como coda y como contenido extra, retrocedemos de nuevo hasta 1964: tal y como hemos comprobado en este texto, en aquellos años todo se estaba transformando en Murcia a una velocidad vertiginosa. La ciudad se abría con nuevos viales, los vehículos a motor lo invadían todo, los peatones tenían que batirse en retirada a las aceras, el trasiego era creciente y el ritmo de la vida urbana se aceleraba.

 

Como es normal, tantos cambios tenían que encontrar algún tipo de resistencia, no necesariamente beligerante. Desde la Murcia de ayer, la Murcia tranquila, se asomó a la prensa el tranquilo Juan:

 

"Juan el Tranquilo continuará con su galera", titulaba el Línea del 8 de noviembre de 1964. "El Tranquilo es un apodo muy conocido en Murcia, tanto que pocos murcianos ignoran que son Juan y Pepe los que responden al apelativo. 'Sí, señor. Y con mucha honra que lo llevamos'", aclaraba el mismo Juan al inicio de la entrevista. Sin embargo, en la práctica, su hermano Pepe había dejado de ser tan tranquilo porque se había pasado al taxi.

 

"Su hermano se 'ha pasado al taxi, ¿y usted; piensa hacerlo? 'No. No quiero ni siquiera aprender a conducir. Ya ve lo poco que vale esta galera y este caballo. Si me dieran siete u ocho mil duros por ellos, no los vendería. Para mí, las galeras no deben morir, pero las veo muy mal'", explicaba Juan el Tranquilo. Y proseguía así: "Debieran ayudarnos para que no desaparezcan. Yo, de todas maneras, aunque sé que con un taxi ganaría mucho más dinero, y que los taxis arruinan este negocio, continuaré con mi galera".

 

¿De dónde le venía a Juan el Tranquilo su amor por las galeras? Él mismo lo explicaba: "Empecé con ellas cuando tenía trece años, y de eso hace 42. Yo cuido el caballo y cuido el carro. Mire usted, he puesto diez luces a la galera, y ella y yo hemos salido fotografiados en muchos periódicos y revistas extranjeros". Y ahí estaba la oportunidad de Juan el Tranquilo y su galera, en los 'forasteros':

 

"Esto es algo típico que debe conservarse. Necesita una protección, y son muy pocos los murcianos que la toman, pero los forasteros las prefieren, desde luego". 

 

Fuentes:

 

El Tiempo. 3 de junio de 1926. Página 1.

 

La Verdad de Murcia. 6 de julio de 1928. Página 4.

 

La Verdad. 21 de agosto de 1929. Página 4.

 

El Tiempo. 26 de marzo de 1929. Página 2.

 

Murcia Sindical. 7 de julio de 1964. Páginas 1 y 3.

 

Línea. 10 de julio de 1966. Página 23.

 

Línea. 16 de enero de 1971. Página 13.

 

Estadística del taxi. INE.

 

Murcia en cifras.

 

Hoja del Lunes. 10 de septiembre de 1979. Página 4.

 

Línea. 17 de febrero de 1980. Página 40.

 

Línea. 28 de febrero de 1980. Página 4.

 

Línea. 2 de marzo de 1980. Página 3.

 

Línea. 2 de abril de 1980. Páginas 1 y 5.

 

La Razón. 23 de marzo de 2022. “Historia del taxi en España: curiosidades, colores... así han cambiado en cada provincia”.

 

BOE. Nº 289, de 2 de diciembre de 1964: Orden de 4 de noviernbre de 1964 por la que se aprueba el Reglamento Nacional de los Servicios Urbanos de Transportes en Automóviles Ligeros. Consultado desde la web taxival.org.

 

BOE. Nº 89, de 13 de abril de 1979: Real Decreto 763/1979, de 16 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento Nacional de los Servicios Urbanos e Interurbanos de Transportes en Automóviles Ligeros.

 

Línea. 8 de noviembre de 1964. Página 16.


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