Exposiciones
Febrero, mes del amor
Colección de postales de María Dolores Campoy donada al Museo de la Ciudad, con escenas de amor para el mes de San Valentín
Fecha Del 01/02/22 al 27/02/22

El 14 de febrero es el día de San Valentín, santo de Roma bajo cuya advocación se celebra tradicionalmente el amor. Por ese motivo, en febrero de 2022 el Museo de la Ciudad dedicó su espacio ‘Hoy enseñamos’ a festejar tan noble sentimiento, exponiendo una colección ‘ephemera’ donada por María Dolores Campoy Mena y compuesta por 65 representaciones gráficas, en su gran mayoría postales, cuya temática principal gira en torno al tema amoroso. Esta colección ya ha sido inventariada y se puede consultar en la sección 'MUDATALab' de nuestra web, pinchando en este enlace. Puedes escuchar la charla que mantuvimos con Campoy Mena al final de esta página o pinchando en este enlace.

 

Se trata de fotografías de estudio que suelen repetir el mismo esquema compositivo: generalmente con un telón de fondo pintado que recrea un jardín, o bien simula un ambiente interior e intimista, contemplamos una escena a la que podemos aplicar el concepto del ‘amor cortés’ y en la que una pareja, hombre y mujer, posan con aire teatral dedicándose mimos y susurros. Además de remitirnos al teatro, sus ademanes nos recuerdan al cine mudo, contemporáneo a algunas de estas postales, cuya fecha fijamos en el primer cuarto del siglo XX.

 

Las fotografías que ilustran las postales se vendían coloreadas, pero no en su totalidad sino sólo en algunas de sus partes (los vestidos, las flores…), creando así imágenes con un aire mágico. Esta característica es fruto de una práctica desarrollada ya desde el siglo XIX y principios del XX. Se trataba de una coloración manual y no técnicamente fotográfica: las imágenes se coloreaban a mano con diferentes técnicas como la acuarela o el óleo.

 

Por supuesto, no faltaba el adorno floral: flores sueltas, ramos de flores, guirnaldas. Y a veces también aparecen pájaros, libres o enjaulados. Los pájaros, como las flores, eran confidentes y figuras recurrentes en la expresión del amor. Sin tener la presencia de la amada o amado, se habla a las flores o a las aves y se les interroga: "¿me quiere? ¿no me quiere?"... No olvidemos que en la fantasía, a veces es 'el pajarito' el que revela secretos.

 

Algunas de estas postales transmiten una sensación de excesivo acercamiento en cuanto a la postura del hombre respecto de la mujer, y aunque la idea de amor romántico se cuestione hoy por sus connotaciones de sumisión, en otras reconocemos la ternura, la inocencia y la dulzura compartida por los miembros de la pareja. Con los rostros cerca uno del otro y la mirada perdida en el horizonte, siempre parece que es el hombre el que tiene una actitud activa y la mujer la que espera la carantoña.

 

En ocasiones, las postales completaban sus imágenes con coplillas o pequeñas composiciones poéticas: desde un sencillo “no me olvides” hasta frases con gracejo como “quiere la doncella al carbonero, por su tipo ‘salao’ y pinturero”, sin olvidar versos algo más largos y azucarados como “pregunta a tu corazón si sólo mi nombre cabe, y cuéntale si no sabe, cuán profunda es mi pasión”, o “todo dice en nuestra vida lo fiel de nuestros amores, y lo que ves en mis ojos te lo contestan las flores”.

 

Vemos, además de postales de parejas en actitud íntima y amorosa de cortejo decimonónico, otras imágenes de niñas y niños con flores, de mujeres solas con flores, de ofrendas a la Virgen María o de estampas familiares. Y se repite en varias de ellas la condición de militar para el hombre, y la de actitud servicial, dulce y reparadora para la mujer.

 

Al girar las postales y leer su contenido, comprobamos que ese amor romántico que transmiten las imágenes de pareja que las adornan por un lado, se transforma en el otro en amor fraternal o sencillo afecto, muchas veces familiar y otras amistoso, entre primas y primos, sobrinas, padres o madres, tíos o entre amigas y amigos. La mayoría de las postales de esta colección se enviaron para felicitar onomásticas y sólo onomásticas, en la antigua costumbre de celebrar más el día del santo que el del cumpleaños.

 

Sus mensajes son muy breves y repiten la fórmula del “que pases este día en compañía de tu familia”, aunque también hemos visto hasta en tres ocasiones las siguientes palabras: “Por ser la primera postal que de mis manos recibes, guárdala en el corazón para que nunca me olvides”. De este modo, las postales donadas por María Dolores Campoy han atravesado el tiempo y han llegado hasta hoy como el recuerdo de mensajes de amor de muy diverso tipo, para que podamos comprobar al fin que los ‘gifs’ y felicitaciones vía ‘Whatsapp’ que enviamos y recibimos actualmente, ya estaban inventados hace más de cien años.

 

Puedes escuchar en formato podcast la conversación que mantuvimos con María Dolores Campoy Mena, donante de esta colección, en el reproductor que hay bajo estas líneas:

 


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