Pieza destacada
Tinaja de cerámica estampillada del siglo XIII

Dentro de las piezas arqueológicas de época medieval que exponemos en el Museo de la Ciudad, destacamos aquí esta tinaja fechada en el siglo XIII y hallada en unas excavaciones en la plaza de Santa Eulalia de Murcia. Se trata de una pieza fragmentada y reconstruida, piriforme (con forma de pera) con arranque de cuello, textura escamosa y pasta beige.

 

Presenta un rico programa decorativo plástico, inciso y realizado con la técnica del estampillado, aplicando un sello con la decoración en relieve sobre la pieza. Dicha decoración se distribuye en bandas horizontales, y queda enmarcada verticalmente en una estructura de columnas y arquillos lobulados de tipo almohade que se entrelazan con paños de ‘sebka’ (esta palabra, que viene del árabe, significa ‘red’ y se compone de un entrelazado romboidal de motivos geométricos y vegetales).

 

Dentro de los arcos encontramos estrellas de ocho puntas, llaves del paraíso y círculos, junto con epigrafía cúfica (tipo de escritura árabe) y cuadrúpedos como gacelas y leones, sobre un fondo de espirales y motivos almendrados.

 

Pieza en estudio

 

En 2021, la pieza fue objeto de estudio por parte de Lucía Martínez Bernal, arquitecta cartagenera, y de Íñigo Almela Legorburu, arquitecto bilbaíno de origen murciano con postdoctorado en el Museo de Arte Islámico de Berlín.

 

Ambos fotografiaron la pieza con el fin de plasmar de manera detallada y en dos dimensiones su rico programa iconográfico y epigráfico, llevando a cabo una diferenciación por colores de la epigrafía, los motivos arquitectónicos, los zoomorfos, los vegetales y el resto de decoración que recubre la tinaja. Una vez plasmada y analizada la pieza, se podría poner en contexto y compararla con otras tinajas para ver qué elementos son comunes y cuáles son singulares.

 

Íñigo nos explicó: “Anteriormente he trabajado temas de epigrafía, y cuando vi esta tinaja, me sorprendió, porque nunca me había fijado en ella detenidamente. Aunque lo cierto es que este tipo de tinajas estampilladas del XII y del XIII suelen tener mucha decoración, lo de esta tinaja es exagerado. El programa decorativo es muy, muy variado, y muy diferente al que suelen tener. Siempre tenemos símbolos, alguna epigrafía, churritos, rizos… Pero en esta es mucho más exagerado”.

 

“Tenemos lo que luego se llamó, en los siglos XIII y XIV en la Alhambra, ‘caligramas arquitectónicos’, que es jugar con la arquitectura generando arquitos de tipo almohade, hechos a partir de formas vegetales, que albergan debajo epigrafía, medallones y símbolos. Pero es que además esta tinaja tiene figuras zoomorfas”, profundiza Íñigo Almela.

 

Según el investigador, "las figuras zoomorfas son más habituales en los jarrones tipo Alhambra, y es que además en este caso hay un par de gacelas enfrentadas con el cuello entrelazado; ese tipo de entrelazamiento de cuello aparece también en la pileta de abluciones de Xàtiva, una pileta taifa del siglo XI, aunque en el caso de Xàtiva se trata de dos aves que parecen avestruces, de patas largas y cuello muy largo".

 

Simbolismo y funcionalidad

 

“La epigrafía también es muy interesante: por ejemplo, en la banda superior se repite una fórmula religiosa de protección de este tipo de piezas, por la importancia simbólica del agua que contienen, que dice que la soberanía corresponde a Dios; hay que tener en cuenta que estas tinajas eran fundamentales, porque almacenaban el agua que se usaba para las abluciones, para beber, para cocinar, para lavar… Son elementos muy importantes”, nos explicó Íñigo Almela, quien también señaló otra fórmula en una banda epigráfica central en la que se plasma una “bendición continua” sobre el agua.

 

Íñigo nos contó que “con los trabajos de Julio Navarro y de Pedro Jiménez, tanto en Siyasa como en Murcia, se vio que estas tinajas ocupaban un espacio muy importante en las casas": "Sería la misma idea de cuando, en nuestra casa, por ejemplo, ponemos en un lugar destacado del salón un cuadro que nos gusta mucho o una pieza muy valiosa que queremos exhibir de una forma especial, para que sea admirada por las personas que nos visitan. Con esta tinaja pasaría algo así: había destinado un espacio a esta pieza, que era el tinajero, y que estaba abierto al patio para que se viera. Era una pieza cara en la que las familias invertían un dinero, y que iría sobre un reposadero y a la que podrían acompañar otras piezas de almacenaje de agua”.

 

“Es importante documentar esta pieza y darla a conocer, porque es posible que a gente que esté especializada en cerámica o tinajas de este tipo, le pueda ser muy útil por la comparación, por ver qué talleres podía haber dependiendo de las zonas… Y es que esta pieza de Murcia tiene un repertorio que yo no lo había visto nunca. Por ejemplo, en la colección que hay en el Museo de la Alhambra hay tinajas estampilladas espectaculares contemporáneas a ésta, y sin embargo no tienen este repertorio, sobre todo por el juego de la arquitectura; suelen tenerlo a veces, pero aquí está mucho más desarrollado”, concluyó.


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