Desde la conquista del Reino de Murcia por el Infante Alfonso -con la ayuda de Jaime I de Aragón- hasta la llegada al trono de Felipe V en 1709, los contenidos de esta parte de la sala van desgranando asuntos tan variados como la producción de seda, cerámica y esparto, los gremios, las casas-torre de la huerta y la figura de personajes tan ilustres y decisivos en la historia de Murcia como Diego Saavedra Fajardo, Francisco Cascales, Jacinto Polo de Medina, Luis Antonio de Belluga, Francisco Salzillo o José Moñino, conde de Floridablanca.
Ciudad de frontera
Tras la conquista cristiana del Reino de Murcia, la exigua llegada de repobladores -en el caso de la ciudad, principalmente venidos del reino de Aragón-, supuso una merma de habitantes, lo que unido a su situación geográfica y a su contexto político inestable e inseguro, provocó momentos duros para la historia local, tanto desde el punto de vista social como económico. El traslado de la sede de la Diócesis desde Cartagena a Murcia, a finales del siglo XIII, impulsó una serie de reformas y adaptaciones de la antigua mezquita mayor que finalmente condujeron a su demolición y a la construcción de una nueva catedral. Al templo se le fueron añadiendo capillas costeadas por familias nobles, como la de los Vélez y la de Gil Rodríguez de Junterón, siendo cada una de ellas ejemplos destacables de dos estilos artísticos y arquitectónicos diferentes: el gótico final y el incipiente renacimiento.
La seda y Murcia
La producción de seda, con la necesaria plantación de moreras y la crianza del gusano, dio grandes beneficios a Murcia en época andalusí y posteriormente se desarrolló con renovado impulso en época cristiana. El siglo XVIII fue el último momento álgido de esta industria, que se mantuvo hasta tiempos recientes -no sin dificultad- y que ha dejado huella en la cultura y la tradición popular en forma de coplas, poemas e imágenes de las actividades ligadas a la producción de seda por parte de los habitantes de la huerta.
Las casas-torre de la huerta
Uno de los elementos patrimoniales más singulares de la huerta murciana son las llamadas casas-torre, construcciones que pasaron a formar parte de dicho paisaje y que servían para mostrar la calidad y el dominio de las familias que las levantaban. Dichas familias solían hacer uso de sus casas-torre en época estival o durante la recogida de las cosechas. De planta cuadrada, con un remate en forma de torre vigía y en ocasiones adornadas con el escudo del propietario, las casas-torre eran conocidas a veces con el nombre de la familia que las costeó -Torre Almodóvar-, otras con el del lugar donde se elevaban -Torre de La Albatalía- y otras con el de algún rasgo distintintivo -Torre del Reloj-.
Las letras murcianas del XVI y XVII
Entre los personajes murcianos de la época destacaron Polo de Medina, el Licenciado Cascales y Saavedra Fajardo. El poeta barroco Salvador Jacinto Polo de Medina (1603-1676) fue conocido como 'el Quevedo murciano' ya que, aunque también recibió influencias de Góngora o de Gracián, fue un audaz observador de la Murcia de su tiempo. Su poesía se caracteriza por el humor y la ironía, creando el subgénero literario de la fábula burlesca. Por su parte, Francisco Cascales (1564-1624) fue un humanista que elaboró una variada obra donde se dan cita la filología, la retórica, la poesía y la historia. Viajero incansable durante su juventud, se instaló finalmente en su Murcia natal y obtuvo la cátedra de Poesía y Retórica en el seminario de San Fulgencio. Una de sus obras más destacadas fue 'Discursos históricos de la muy noble y muy leal ciudad de Murcia' (1621), hecha por encargo del Concejo murciano. En cuanto a Diego Saavedra Fajardo (1584-1648), fue diplomático, filósofo y jurista. Comenzó su carrera en Salamanca y después fue nombrado secretario del embajador de España en la Santa Sede. Más tarde fue embajador plenipotenciario de Felipe IV y escribió 'Empresas Políticas'.
De la Arrixaca a la Fuensanta
La imagen y tradición histórica de la antigua patrona cristiana de Murcia, la virgen de la Arrixaca, es uno de los temas principales de este espacio temático. La leyenda cuenta que en plena crisis de epidemias y sequía, y tras sacarla en rogativa, los murcianos no lograron invocar a la lluvia. Sin embargo, el día que se sacó a la Virgen de la Fuensanta se obró el milagro. En los albores del siglo XVIII se decidió el cambio de patronazgo, que todavía hoy se mantiene, en honor a la Virgen de la Fuensanta.