¿Sabías que…
... Murcia construyó una casa de cañas en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929?

La obra, a modo de cenador, se situó en un jardín junto al pabellón del ‘Reino de Murcia’. Tenía planta cuadrada con tejado piramidal y un arco de medio punto como acceso por cada uno de sus laterales, con paredes caladas semejando una celosía enteramente hecha de cañas.

 

Sobre dos de sus arcos se situaron dos grandes escudos, el de Murcia y el de Albacete, uno por cada lado de la construcción, pues la presencia del Reino de Murcia en la exposición estaba compuesta por ambas provincias.

 

La parcela ajardinada de la casa de cañas se encontraba dividida en parterres con plantas y árboles llevados desde Murcia, y en el momento de inauguración de la exposición, el 9 de mayo de 1929, estaba cuajada “de fragantes claveles y rosas de esta privilegiada tierra”. Así puede leerse en el Boletín del Museo de Bellas Artes de aquel año.

 

El jardín de la casa de cañas estaba rodeado por una valla hecha igualmente de caña, al modo y manera en el que se cercaban las parcelas huertanas. Hay varias imágenes en la galería de la derecha, extraídas del mencionado Boletín (publicación referenciada en las fuentes de este artículo): una es una vista frontal de la casa de cañas; las otras dos son imágenes del pabellón del Reino de Murcia, con una vista del lado de edificación de la provincia de Murcia y otra del lado de Albacete. Añadimos una foto de la portada de un libro de Nicolás Rex Planes, 'Entre ciecas y cañares'.

 

Murcia y Albacete

 

La provincia de Murcia se sumó pronto y con entusiasmo a la Exposición Ibero-Americana que tendría lugar en la ciudad de Sevilla entre mayo de 1929 y junio de 1930. Se constituyó una Comisión para los preparativos y se sacó a concurso la construcción de una edificación donde situar las obras que habrían de representar a la Región de Murcia en aquel evento. El fin de la exposición era celebrar el hermanamiento y la vinculación de España, Portugal, los países americanos de habla hispana, Estados Unidos y Brasil. El Gobierno español invitó a las diferentes regiones españolas a tener presencia con sus respectivos pabellones.

 

Cuando el proyecto de la provincia de Murcia ya estaba en marcha, surgió la posibilidad de que la provincia de Albacete la acompañase. El coste total del pabellón se estimó en 300.000 pesetas, de las que dos terceras partes fueron aportadas por Murcia y una por Albacete. El proyecto elegido fue el de una casa señorial o torre del siglo XVII con una hornacina de la Virgen de la Fuensanta, pero se varió para unir en un extremo un ala con estética manchega, un patio y una hornacina de la Virgen de los Llanos, patrona de Albacete.

 

Como curiosidad, el pabellón era atendido por una pareja ataviada con los trajes regionales de Murcia y de Albacete. Del lado murciano, se llevaron hasta Sevilla obras tan significativas como el San Jerónimo de Salzillo, esculturas de Dupar, Alonso Cano, de Bussy y Roque López, pinturas de Pedro de Orrente y Cristóbal de Acebedo, e incluso el Fuero Juzgo otorgado por Alfonso X el Sabio a Murcia en el siglo XIII.

 

Concurso de cañiceros

 

Con Murcia y Albacete trabajando ya a pleno rendimiento en la preparación de su presencia sevillana, en febrero de 1929, Juan de la Cierva propone que se incluya en una parcela anexa al pabellón una construcción hecha de cañas. Con tal fin, se convoca un concurso de cañiceros. Así podemos leerlo en la prensa del momento:

 

“Por acuerdo del Comité de la Exposición de Sevilla, queda abierto un Concurso para oír proposiciones acerca de la construcción de un umbráculo de cañas, con destino al indicado Certamen y con sujección a los planos y demás condiciones que figuran en el proyecto. El examen de los planos y el estudio de las condiciones se efectuará el miércoles próximo día 13 a las once de la mañana en los Salones de la Alcaldía, adonde pueden concurrir los que aspiren a tomar parte en este Concurso. Murcia, 9 de febrero de 1929. El Marqués de Ordoño”.

 

El proyecto ganador del concurso fue el de Francisco Matás, miembro de una familia de Aljucer y reputado cañicero por su solvencia en el manejo de este típico material. En la fabricación del umbráculo colaboraron como oficiales Ramón Barquero y el hermano de Francisco, Manuel Matás. ‘Umbráculo’, palabra usada en la convocatoria del concurso de cañiceros, es de origen latino y significa “sitio cubierto de ramaje o de otra cosa que da paso al aire, para resguardar las plantas de la fuerza del sol” (Diccionario de la Real Academia Española).

 

Con una sencilla estructura pero con aspecto majestuoso y preciosista, la casa de cañas fue diseñada como una gran celosía de motivos geométricos y vegetales. Se construyó en Murcia, luego fue dividida en paneles y se transportó a Sevilla en tren para que sus creadores la montaran de nuevo en el recinto de la Exposición. Los Matás emplearon miles de kilos de cañas y alambre para hacerla realidad.

 

En Sevilla, la casa de cañas murciana llamó poderosamente la atención de las personas que se acercaron al pabellón del Reino de Murcia, incluida la del rey Alfonso XIII, que la visitó el 12 de mayo de 1929. Sin embargo, el gusto no fue unánime, porque en las páginas del periódico El Tiempo del 23 de julio de 1929, el médico y escritor murciano Jesús Quesada Sanz le dedicó un párrafo no del todo benévolo:

 

“Una casa de cañas; eso es todo. Nudos enrejados en las cuatro paredes y tupidos en la techumbre, adentro una sombra grata y oreada; en las puertas, ejecutados también en caña, los escudos de ambas provincias. Es un juguetillo con finura humorística colocado en el centro de cierto exiguo jardín que, partido en el centro, a un lado cultiva flores y al otro hortalizas. ¿No es una cariñosa representación de la Huerta?”.

 

Cariñoso o no, tenía fecha de caducidad. Acabada la gran muestra en junio de 1930, tanto el pabellón murciano-albaceteño, hecho de ladrillo y piedra, como la casa de cañas de los hermanos Matás, encontraron el mismo destino (ya conocido de antemano dado su carácter provisional) y fueron demolidos.

 

Como ejemplo del uso de un material constructivo tradicional en una exposición, al igual que hizo el Reino de Murcia con su casa de cañas en 1929, podemos citar el caso más reciente del pabellón de Japón en la Expo de Sevilla en 1992: con diseño del prestigioso arquitecto Tadao Ando, el país nipón elevó la mayor estructura de madera conocida hasta la fecha, mostrando así el material constructivo tradicional en las edificaciones japonesas.

 

La caña y Murcia

 

La caña es el tallo de las plantas gramíneas, por lo común hueco y nudoso. Este tipo de plantas son propias de la Europa meridional y su tallo es leñoso y flexible. Suele tener de tres a cuatro metros de altura, con hojas anchas y un tanto ásperas, y con flores en panojas muy ramosas. Se cría en parajes húmedos, como las márgenes de los ríos.

 

El uso de la caña en Murcia es antiguo. Actualmente se nos ofrece a la vista en el centro de la ciudad cuando llegan las Fiestas de Primavera y la Feria de Septiembre, por medio de la construcción de las típicas barracas de caña y adobe, dentro de parcelas valladas también con cañas enlazadas. Incluso existe una unidad de medida con su nombre, la caña, que tiene seis codos cuadrados.

 

Sin embargo, en otro tiempo su uso era cotidiano y múltiple: la techumbre de las barracas, los cañizos para la cría del gusano de seda, los emparrados, los sombrajes, los cercados, los cultivos de tomate, las escobas, las celosías, algunos muebles e instrumentos musicales, o incluso las armas en los juegos infantiles de la huerta murciana, se hacían con cañas. Con una caña rajada y abierta en uno de sus extremos a modo de garra, se cogían los higos y las brevas, nada menos. Sólo por eso ya tendría un uso justificado.

 

El aprovechamiento de un material como la caña, abundante en el río y las acequias, era una muestra más de la lógica adaptación al entorno de los habitantes de esta tierra y una costumbre que evitaba un problema: la proliferación de cañas en los cauces, lo que podía favorecer la acumulación de deshechos y el freno a las aguas, provocando con ello inundaciones.

 

Sin embargo, la llegada de nuevos materiales relegó a la caña, cuya presencia invasiva en las zonas húmedas la convirtió en un peligro, no sólo por los problemas ya comentados sino también por el riesgo de incendio cuando se seca. Cada año es necesario invertir dinero y recursos en la limpieza de los cauces.

 

Mariano Pelegrín Muelas, experto en agroecología, desarrollo rural y agroturismo, y jefe de sección de Ingeniería Fluvial de la Confederación Hidrográfica del Segura, es el autor de una tesis en torno al aprovechamiento de la caña para crear compost con el que enriquecer los terrenos de cultivo. En un artículo publicado en el diario La Verdad del 23 de febrero de 2021, Pelegrín explicaba que “este elemento, que se empleó para sujetar taludes en los ríos y en la construcción de balizas para evitar el movimiento de las dunas, pasó a entorpecer el discurrir de los mismos ríos y taponar puentes y otras obras hidráulicas”. De ahí el interés en recuperar sus usos y en encontrar nuevas aplicaciones, como el de generar abono natural.

 

El artículo de La Verdad, firmado por Ginés S. Forte, concluye de este modo: “Mientras se le encuentra un nuevo uso, o se acaba con ella, como proponen muchos expertos, las cañas, con toda su carga invasora, nos siguen recordando con su presencia junto a los cauces y humedales aquellos viejos usos que se les dio desde que llegaron hace siglos desde oriente próximo. Ojalá se le encuentre un nuevo aprovechamiento que limite la presencia silvestre de nuestro viejo 'bambú huertano'”.

 

En la actualidad, además de su utilización en Fiestas de Primavera y Feria de Septiembre para construir las barracas, los famosos ventorrillos de nuestras fiestas, el Ayuntamiento de Murcia ha hecho uso de cañas para cercar el entorno del rehabilitado Molino del Amor, y así recordar la presencia habitual y cotidiana de este material en la huerta murciana.

 

Fuentes:

 

Blog Exposición Iberoamericana de Sevilla. 1929-1939’.

 

Boletín de la Junta de Patronato del Museo Provincial de Bellas Artes de Murcia, números 7 y 8. 1929-1930.

 

Archivo General de la Región de Murcia.

 

Nota de prensa de la web del Ayuntamiento de Murcia: El Molino del Amor estrena plaza y centro de agrobiodiversidad en un entorno verde de más de 2.200 metros cuadrados’.

 

Levante Agrario, 10 de febrero de 1929. Página 1. Fondos digitalizados del Archivo Municipal de Murcia.

 

Blog 'Descubriendo Murcia': 'La casa de cañas murciana triunfa en la expo de Sevilla 1929'.

 

La Verdad, 23 de febrero de 2021:El oscuro e incierto destino del viejo bambú huertano’.

 

Más fuentes en los documentos adjuntos que se encuentran bajo estas líneas.


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