¿Sabías que...
…el National Maritime Museum de Londres conserva un dibujo de Murcia de 1861?

Aunque nos sorprenda, aunque pensemos que es imposible, en cualquier lugar del mundo puede aparecer ante nuestros ojos una huella de Murcia; un testimonio escrito, sonoro o visual que nos lleve volando al decorado familiar de nuestra ciudad.

 

Por ejemplo, nadie pensaría que entre los fondos de uno de los Reales Museos de Greenwich, en Reino Unido, en concreto en el Museo Marítimo Nacional, de pronto se nos mostraría un paisaje murciano:

 

Se trata de un papel de 7 por 13 centímetros firmado por el artista inglés Edward William Cooke en 1861, donde observamos el Puente Viejo desde la orilla izquierda del río Segura, en una imagen ya típica y fácilmente reconocible de la hornacina de la Virgen de los Peligros, con sus perfiles clásicos, justo en el centro de la composición.

 

 

Más allá de su interés histórico, documental e incluso anecdótico, para alguien de Murcia supone un humilde y pequeño motivo de emoción.

 

A la izquierda de la hornacina de la Virgen de los Peligros asoma el edificio junto a los Molinos del Río o ‘molino de las 24 piedras’, y la actual calle Canalejas en su línea descendente, con un fragmento de los edificios de la Plaza Camachos. Sobre ellos, las torres de la Iglesia del Carmen.

 

A la derecha de la Virgen de los Peligros vemos una torre que semeja un palomar. Al fondo, la silueta de las montañas, y en el margen derecho del dibujo, se nos muestra la fachada de una casa en la que parece haber adosada una hornacina que sobresale, y que cuenta también con un techado, detalle del que hablaremos más adelante.

 

Varias personas se individualizan en un plano medio del dibujo y avanzan por el Arenal, la explanada de la actual plaza Martínez Tornel, con algunos burros cargados con fardos, mientras que un poco más atrás vemos la representación de una multitud garabateada, menos definida, de una masa humana que se dirige hacia el barrio del Carmen cruzando el puente.

 

Se da una extraña circunstancia: en la web de Royal Museums of Greenwich, encontramos lo que parece ser el mismo dibujo de Murcia pero duplicado, cada uno con un número de identificación diferente y con un título distinto, pero ambos con la firma de Edward William Cooke y el mismo año: 1861.

 

El primero de los dibujos se titula ‘Murcia, ascending the mountain pass’, es decir, ‘Murcia, ascendiendo al collado’ o ‘a la colina’; el segundo, ‘Murcia, the town’, o lo que es igual: ‘Murcia, la ciudad’. Sin duda, se trata de la misma obra, aunque desconocemos el motivo de su duplicidad en la información que ofrece el museo.

 

En la descripción del primero, se indica lo siguiente (traducción):

 

La imagen muestra el momento de subida de la procesión en las fiestas de la Virgen de la Fuensanta, patrona de Murcia. La escena tiene lugar en el Puente Viejo sobre el río Segura, identificable desde la inscripción que refiere a la iglesia del centro, el Pórtico de la Virgen de los Peligros.

 

La iglesia, con su fachada neoclásica (obra del arquitecto Carlos C. Ballester), es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad y continua considerándose un importante símbolo de fe para la gente de Murcia.

 

Al fondo están las dos torres de la iglesia del Carmen, donde está hoy el Museo de Arte Religioso (Museo de la Sangre). La iglesia fue construida en el lugar de una antigua mezquita, que fue convertida en la iglesia de San Vicente. La construcción de la presente iglesia comenzó en 1721 por el arquitecto carmelita José Chover. El artista numeró este dibujo con un 62 en la esquina de abajo a la derecha.

 

En el original:

 

The picture shows the moment of the ascent of the procession in the festival of the Virgin of Fuensanta, the patron Saint of Murcia. The scene takes place on the Old Bridge over the River Segura, identifiable from the inscription referring to the central church ‘Pórtico de la Virgen de los Peligros [Portico of the Virgin of Dangers]’.

 

The church, with its neoclassical façade (the work of the architect Carlos C. Ballester), is of the city’s most emblematic sites and continues to be considered an important symbol of faith for the people of Murcia.

 

In the background are the two towers of the church La Iglesia del Carmen, which is now the Museum of Religious Art (Museo de la Sangre). The church was built on the site of an ancient mosque, which was converted into the Hermitage of St Vincent. The construction of the present church was begun in 1721 by the Carmelite architect Jose Chover. The artist has numbered the drawing ‘62’ in the bottom right corner.

 

Rarezas

 

Dado que el dibujo está firmado en diciembre de 1861, momento en el que está documentado el paso de Edward William Cooke por Murcia, es bastante improbable que la multitud que dibujó fuera una procesión de la Virgen de la Fuensanta, e imposible que se tratase de la romería con motivo de las fiestas de la patrona, como afirma la descripción, dado que se celebran en septiembre.

 

Tampoco vemos la figura de la Virgen de la Fuensanta, aunque pudiera ser alguna rogativa o acto excepcional, del cual no hemos encontrado rastro en la prensa de la época. Quizá sea, sencillamente, una licencia del pintor.

 

Y en cuanto a lo que anteriormente llamamos 'hornacina' de una fachada que asoma en el margen derecho del dibujo, tampoco hallábamos una explicación, de modo que expusimos tres hipótesis:

 

-Que se tratase del lateral de la llamada Casa de la Cruz, una construcción derruida en el siglo XX, en una vista del pintor desde la también desaparecida Calle Pareja, o de otra casa situada en esa misma calle (punto rojo en el detalle del plano de García Faria, de 1896, en el lugar desde el que el pintor pudo hacer el dibujo). Esta opción era complicada, por cuanto la mencionada Casa de la Cruz estaba en una posición demasiado alejada del puente como para procurar esa perspectiva.

 

-Que se tratase de la parte que aún quedaba en pie de la antigua cárcel ubicada en el llamado Alcázar Nuevo, la que se dedicó a teatro con el nombre de Teatro de la Cárcel Vieja, tras haber sido derruidas algunas de sus estructuras en esos años entre el final de la década de los 50 y principios de los 60 del siglo XIX (punto azul en el detalle del plano de García Faria, de 1896).

 

 

La tercera hipótesis es que fuera otra edificación que ocupase algún lugar del área del Arenal a principios de la década de 1860, y cuya presencia no habíamos podido identificar ni documentar. Parecía poco probable que Cooke se inventase dicha arquitectura, dado que no era la práctica habitual de este tipo de artistas viajeros cuyo objetivo es observar y reproducir lo que ven.

 

Tras compartir este texto en nuestras redes sociales y pedir ayuda, la cuenta de Twitter de la Plataforma Patrimonio Murcia propuso que fuese realmente una garita, y que, como pensamos en una de las hipótesis, fuera parte del alcázar nuevo (ya muy viejo). Este extremo fue confirmado por el Doctor en Historia por la Universidad de Murcia y académico Juan González Castaño. ¡Les damos las gracias por su aportación!

 

El lugar en el que se levantaba el alcázar nuevo sufrió una profunda transformación desde un poco antes de la visita de Cooke, transformación que se aceleró poco después de dicha visita: la Inquisición conservó para sí el palacio donde años más tarde tendría su sede El Liberal, y que hoy es sede del Colegio de Arquitectos de Murcia; las familias Zabálburu y Basabé construyeron sus casas en una parte contigua de los terrenos; el Ayuntamiento de Murcia aprobó la apertura de un pasaje (hoy, Pasaje Zabálburu); y se construyó un nuevo hotel en la parcela que se abre al Arenal, el actual edificio Victoria en la plaza Martínez Tornel.

 

Edward William Cooke

 

De Edward William Cooke (Londres, 1811-1880), encontramos algunas referencias en publicaciones y contenidos digitales de nuestro país, aunque no demasiadas (están enlazadas en las fuentes de este texto), y ello a pesar de su presencia en España entre 1860 y 1861.

 

Para trazar brevemente la biografía de este pintor, recurrimos a las dos instituciones británicas donde se conservan la mayoría de sus obras: la Royal Academy de Londres, y el Museo Marítimo Nacional de Greenwich, también en la capital londinense.

 

Cooke nació en Pentonville, Londres. Su padre era un reconocido grabador, así como su tío, de modo que creció en un ambiente propicio para desarrollar sus habilidades como dibujante y grabador.

 

En la Royal Academy se conservan un buen número de dibujos de su infancia, hechos desde los cuatro años de edad, permitiendo comprobar por un lado su precocidad, y por otro, el rápido desarrollo de su destreza técnica. En esa misma institución expondría las obras de Cooke por primera vez en 1835.

 

Muy pronto completó su formación artística, en parte gracias a las enseñanzas de su padre, George Cooke, y se centró en temáticas marinas, en paisajes y en barcos, inquietud que ligó a su curiosidad y a su afán de viajero. Edward William Cooke viajó por Irlanda, Países Bajos, Escandinavia, Suecia, Alemania, Francia, España, el norte de África y sobre todo Italia, con especial interés en Venecia, donde además completó una importante colección de cristal veneciano.

 

Como hombre de su tiempo, con una formación multidisciplinar y enciclopédica, también se interesó por la historia natural y la geología. Fue elegido miembro de las sociedades Linnaean, Geológica y Zoológica y de la Sociedad de Anticuarios. Sus conocimientos geológicos llevaron a su elección como miembro de la Royal Society en 1863, convirtiéndose en académico al año siguiente.

 

Durante sus viajes, Edward William Cooke iba tomando apuntes en su cuaderno de dibujo de aquello que veía y que le llamaba la atención, principalmente en zonas costeras, y pintando paisajes y obras de temática marina.

 

En septiembre de 1860, Cooke se desplazó a España junto a otro artista, Robert Bateman, y tras atravesar Francia, fueron desde Cataluña por la costa mediterránea en dirección a Gibraltar. Justo antes de llegar a la provincia de Murcia, visitaron Alicante, donde Cooke representó escenas y paisajes marinos, por ejemplo, con un grabado que plasmaba un pequeño puerto pesquero externo al puerto principal de la ciudad.

 

En otoño de 1861 llegó a Cartagena, de cuya presencia, el investigador Felipe Cerezo Andreo nos cuenta lo siguiente en su tesis doctoral de 2016:

 

Durante su viaje cayó enfermo en Cartagena, donde tuvo que reposar durante tres semanas, tiempo que aprovechó realizando una serie de bocetos que finalmente cristalizaron en su oleo del atardecer en Santa Lucía.

 

En varios de estos bocetos, conservados en el Museo Marítimo de Greenwich y en la Royal Academy of Arts en Londres, observamos escenas portuarias ya conocidas, pero de gran belleza, como las embarcaciones fondeadas en la zona de Santa Lucía, los accesos al Cabo Tiñoso o el frente marítimo de la ciudad con un enjambre de embarcaciones fondeadas en las cercanías de su muelle. En uno de estos bocetos volvemos a encontrar las ruinas anteriormente comentadas de Santa Lucía.

 

La precisión del autor en el dibujo de la arquitectura lo podemos contrastar con sus representaciones del hospital de marina o el anfiteatro, siendo un autor realista y fiel a la representación, poco dado en su amplia obra a la inclusión de elementos imaginados en el paisaje.

 

Es por ello que, con esta segunda representación de las ruinas en la playa de Santa Lucía, creemos que podemos afirmar la existencia de un edificio antiguo en el entorno. Más aún cuando en la representación de Cooke no sólo se identifican los sillares, sino que además se pueden observar otros elementos constructivos que recuerdan a las representaciones que el mismo autor hace de las estructuras portuarias romanas de la Campania.

 

Por otro lado, en la web de la Royal Academy se habla de su viaje por España de este modo:

 

Cooke dibujó con avidez, poniendo especial interés en las diversas embarcaciones que vio, además de registrar la arquitectura, el paisaje y los cielos (incluido lo que describió así: "la puesta de sol más maravillosa que he visto en mi vida", en Cartagena). En Granada recorrió la Alhambra, dibujando el impresionante conjunto de jardines, palacios y edificios defensivos. Sin embargo, en comparación con giras anteriores por Holanda e Italia, los bocetos de Cooke en España y el norte de África no lograron un impacto tan grande en sus pinturas al óleo terminadas.

 

Es posible que Cooke simplemente encontrara los temas menos adecuados para su trabajo, pero John Munday sugiere que su falta de interés se debió a los recuerdos negativos del viaje del artista. Mientras estaba en Tánger, Cooke recibió la noticia de la muerte de su hermana menor y también recibió una carta de Christina Mark rompiendo su reciente relación.

 

Su primera mujer había muerto prematuramente en 1844.

 

En su libro de 1876Leaves from my Sketchbook’ (‘Hojas de mi cuaderno de bocetos’), Cooke presentaba reproducciones de escenas italianas, holandesas, francesas, alemanas y egipcias, pero no se incluían ejemplos de sus bocetos en España.

 

A la ciudad de Murcia debió llegar tras recuperarse de su enfermedad en Cartagena, dado que firma su dibujo el 8 de diciembre de 1861. Más tarde se desplazó a tierras andaluzas, Almería y Granada, tomando apuntes de la Alhambra.

 

La Royal Academy también da cuenta de la grandísima cantidad de obras que dejó Cooke, unas veinte mil. Cooke llenó decenas de cuadernos de bocetos con meticulosos dibujos a lápiz de marinas, paisajes, arquitectura y escenas locales.

 

Dada la naturaleza altamente detallada de sus dibujos, afirman desde la institución, quizás no sea sorprendente que Cooke utilizase la fotografía y la ‘camara lucida’ en su trabajo: hablamos de un dispositivo de principios del siglo XIX que ayudaba a los pintores, grabadores y dibujantes a trazar perspectivas y componer sus obras.

 

Cooke hacía sus bocetos generalmente pensando en llevarlos después a grabados o pinturas al óleo. Según la Royal Academy de Londres, su costumbre era desencuadernar las hojas de sus cuadernos de bocetos a su regreso a casa y archivarlos en orden cronológico con la ayuda de sus hermanas, con quienes vivía. Poco después del fallecimiento de Cooke, la familia vendió parte de los trabajos de Cooke, pero conservó otra buena parte que más tarde ofreció a la Royal Academy.

 

Cooke también llevaba un diario de viaje en el que reflexionaba sobre sus experiencias en el extranjero. Dicho diario se encuentra hoy en poder de sus descendientes y tan sólo podemos leer algunas de sus reflexiones de manera dispersa, como aquella que fija en Cartagena el atardecer más bello que contempló jamás, mencionada anteriormente, o alusiones a su estancia en Venecia y a su colección de cristal veneciano, como las que recoge Suzanne Higgott en un artículo publicado por el Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti.

 

Cooke también dejó un buen número de cartas a sus familiares y amigos, correspondencia actualmente conservada en diversas instituciones, como la Universidad de Upsala.

 

Desconocemos, por tanto, lo que Cooke pensó sobre la ciudad de Murcia, sobre la imprensión que le causó. En el Museo de la Ciudad recogimos las impresiones de otro viajero inglés del siglo XIX, anterior a Cooke, que no era pintor sino escritor e historiador, y que sí plasmó sobradamente su opinión sobre Murcia en uno de sus libros. Nos referimos a Richard Ford, al que le dedicamos un texto que puedes leer pinchando en este enlace.

 

Además, debemos citar a una viajera que tuvo un valor excepcional por ser la primera mujer en llevar a cabo este tipo de arriesgadas aventuras: se trata de la francesa Josephine Dupont-Del Porte, conocida por su nombre de casada como Madame Brinckmann. Puedes leer su libro pinchando en este enlace. Incluye su opinión sobre Murcia. Nuestra compañera Clara Alarcón Ruiz habló de ella en Onda Regional; puedes escucharla pinchando aquí.

 

Fuentes

 

Revista Cuadernos del MUBAG, páginas 20 y 69. Alicante, diciembre de 2021.

 

Los puertos antiguos de Cartagena. Geoarqueología, Arqueología Portuaria y Paisaje Marítimo. Un estudio desde la Arqueología Náutica’, Tesis Doctoral de Felipe Cerezo Andreo. Universidad de Murcia, 2016.

 

Murcia, the town, dibujo de Edward William Cooke, 1861. National Maritime Museum, Royal Museums Greenwich.

 

Murcia, ascending the mountain pass, dibujo de Edward William Cooke, 1861. National Maritime Museum, Royal Museums Greenwich.

 

Childhood drawings by Edward William Cooke. Royal Museums Greenwich.

 

Pintores extranjeros en España, Fernando Alcolea.

 

Obras de Edward William Cooke en la Royal Academy de Londres.

 

The Moorish Aqueduct in the Alhambra’, Edward W. Cooke. Royal Academy de Londres.

 

Promenades en Espagne: pedant les années 1849 et 1850. Josephine Dupont-Del Porte (Mdme Brinckmann).

 

Una atrevida viajera del siglo XIX. El Rompeolas, de Onda Regional, domingo 22 de enero de 2023.

 

‘Edward William Cooke (1811-1880). English marine artist, diarist and collector: the formation and dispersion of his venetian glass collectio’, Suzanne Higgott. Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti.

 

Fotografía: Edward William Cooke. Photograph by John & Charles Watkins. Wellcome Collection.

 

¿Sabías que el famoso viajero inglés Richard Ford pasó por Murcia en el siglo XIX y la incluyó en su guía de España?’, Museo de la Ciudad.

 


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