'La masonería femenina en el siglo XXI' es el título de la conferencia que acogió el Museo de la Ciudad el viernes 13 de enero, a las 19:00h, en el salón de actos, con entrada libre hasta completar el aforo.

 

Corrió a cargo de doña María del Mar Sánchez Bergua, Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de España. El acto contó con la presentación de doña Ana María García Alonso, presidenta del Triángulo Tolerancia y Fraternidad de la Gran Logia Femenina de España al Oriente de Murcia.

 

María del Mar Sánchez Bergua pasó por los micrófonos de Onda Regional y habló con Marta Ferrero sobre su conferencia. Puedes escuchar la entrevista pinchando en este enlace.

 

En Radio Murcia Cadena SER estuvo Ana María García Alonso: puedes escuchar esta otra entrevista pinchando en este enlace.

 

Para más información sobre el colectivo organizador, pinchad en este enlace a su página web.

 

Vuelve a ver la conferencia

 

El foro se completó y hubo personas que tuvieron que quedarse fuera: afortunadamente, en esta era digital no supuso ningún problema, porque pudieron seguir la charla en directo gracias a la emisión que llevamos a cabo en  el perfil de Instagram del Museo de la Ciudad.

 

Puedes revivirla (o verla, si no la has visto), pinchando en este enlace.

 

 

 

María del Mar Sánchez Bergua

 

María del Mar Sánchez Bergua se inició en la masonería en 2007, en una Logia de Barcelona integrada en la Gran Logia Femenina de España (GLFE), al poco tiempo de que ésta se constituyera en una entidad independiente. Ha trabajado en diferentes Logias y ejercido casi todos los oficios masónicos, desde Hermana Hospitalaria hasta de Venerable Maestra. En noviembre de 2021 fue elegida Gran Maestra de la GLFE.

 

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona y en Administración de Empresas por ESADE, se ha dedicado profesionalmente a esta segunda carrera, trabajando en el mundo de la empresa privada, en la Dirección General y en la Dirección Económico-Financiera. Una parte importante de su carrera profesional la ha realizado fuera de España, en diferentes países como Italia, Francia y el Reino Unido. Forma parte de distintas asociaciones profesionales, así como también colabora como tutora en ESADE.

 

A modo de presentación...

 

La organización de esta conferencia comparte el siguiente texto:

 

La mujer en la construcción de catedrales

 

Sabemos que la Historia no evoluciona de forma continuada siempre en el mismo sentido, sino que avanza y retrocede en determinados momentos y, en su seno, la Historia de las mujeres está llena de silencios permanentes. Silencios que responden no a una cuestión natural, sino a la imposición cultural interesadamente idealizada que, basándose en la biología, la relega al ámbito del hogar y equipara el silencio femenino al modelo de virtud y abnegación en su papel esencial de madre.

 

De esta forma, la historia de la Humanidad se ha convertido, durante mucho tiempo, en la Historia de los hombres. Si miramos la Historia con ojos distintos, con ojos mucho más objetivos y ciñéndonos a los datos demostrables y a la ecuanimidad, como ya hacen bastantes historiadores e historiadoras, nos daremos cuenta de la diferencia.

 

Durante la Edad Media, es cierto que las mujeres no podían asistir a las escuelas y universidades que se creaban entorno a las catedrales, pero algunas de ellas se formaron en abadías femeninas o en su hogar porque eran hijas, esposas o hermanas de los nobles de la época o de maestros artesanos gremiales. Entre todo el personal que trabajaba en la construcción de catedrales, se hace cada vez más evidente que había una cantidad nada despreciable de mujeres escultoras, pintoras de frescos, retablos o miniaturas y cosedoras de ropa.

 

Estas mujeres constructoras operativas constan en las antiguas ordenanzas y actas municipales, o en los libros de cuentas y pagos, con los sueldos que cobraban por su trabajo en la construcción de catedrales como las de Burgos, Toledo, Gerona y León en España, y en muchas más de toda Europa. Además de ser especialistas, las mujeres podían dedicarse a la limpieza o al transporte de materiales y suministros, oficios que no requerían especialización y entonces se les designaba solo como “mujer”, sin nombre, aunque en ambos casos, entonces como ahora, el sueldo que recibían era inferior al del hombre.

 

Entre todas ellas, cabe mencionar a Sabina von Steinbach, también conocida por su nombre en francés, Sabine de Pierrefonds, hija de Erwin von Steinbach, maestro constructor de la catedral de Estrasburgo en la que ella esculpió bastantes de las esculturas de su pórtico, una de las cuales es una figura femenina con los útiles propios del oficio de escultora y que muchos quieren considerar como su autorretrato. Más tarde, también trabajó en Notre Dame de París.

 

Sin embargo, el rechazo a la participación de la mujer en el ámbito social fue creciendo poco a poco, desde finales del siglo XIII, y ya en el Renacimiento las mujeres tenían prohibido ingresar en los gremios a los que antes habían pertenecido.