Desde los años setenta del siglo XX, la investigación sobre arqueología medieval en Europa se ha considerado como una disciplina que investiga un periodo cultural pre-industrial o postclásico, según la perspectiva histórica desde la que partamos. Esta definición funciona en el ámbito europeo, pero para la Península Ibérica debemos incluir a la cultura musulmana con rasgos de sociedades orientales, que modifican la línea temporal tradicional.

Para este intervalo de investigación no existe una sola arqueología sino que podemos hablar de una arqueología dual o de doble sentido que se modifica en función de la dinámica de expansión musulmana y avance cristiano.

La dificultad de ubicar con un método científico la pertenencia de los materiales y estructuras localizadas a una cultura concreta se acentúa en nuestra ciudad, donde las influencias de varias culturas simultáneas son muy intensas. Por tanto, en lo material, colocar límites entre culturas o llegar a la conclusión de que se trata de expresiones iguales de culturas distintas, es una de las tareas de esta disciplina.

La incesante actividad de la investigación arqueológica, histórica y patrimonial en el municipio Murcia durante gran parte del siglo XX, ha permitido la creación de clasificaciones sistemáticas de materiales cerámicos y la constatación de teorías históricas sobre la Murcia musulmana, como el trazado de la muralla o la ubicación de talleres, baños y mezquitas.

La investigación arqueológica sobre la etapa bajomedieval cristiana, por una parte ha seguido las líneas marcadas por los medievalistas murcianos y por otra, desde los años ochenta, tuvo que reinventarse en función de las evidencias materiales obtenidas durante el proceso de centenares de puntos excavados en la ciudad y su entorno.