Pieza destacada
Boceto de monumento a Saavedra Fajardo

Boceto de monumento a Saavedra Fajardo

Venancio Blanco Martín, 2008

Bronce y acero corten

 

Esta obra formó parte del proyecto de monumento a Diego Saavedra Fajardo encargado al escultor salmantino Venancio Blanco Martín, en 2008, como parte de una serie de iniciativas que pretendían rendir homenaje al insigne personaje murciano coincidiendo con el 360º aniversario de su muerte. Está hecho en bronce con la técnica del vaciado a la cera perdida, colocado sobre una base de acero corten.

 

El fundido o vaciado a la cera perdida consiste en modelar la obra en cera, cubrirla con un material refractario como la escayola o la arcilla, y una vez endurecido, introducirla en un horno donde las altas temperaturas funden la cera, a la que se deja salir por pequeños orificios. Posteriormente se inyecta el bronce fundido que llena el volumen dejado por la cera.

 

La obra muestra al diplomático y jurista de Algezares en toda su dignidad, sentado con elegancia en una silla y concentrado en la lectura de un libro pero en ademán activo, no relajado: mantiene la espalda recta, despegada del respaldo del asiento, y adelanta su pie derecho como si fuera a levantarse de un momento a otro.

 

El artista también juega con los planos, los volúmenes y las texturas, combinándolos ágilmente en diferentes partes del personaje. Los ropajes, especialmente las mangas y la caída de la capa por los lados, se estiran y se pliegan de manera angulosa, como planos rectos y rígidos. Las piernas remarcan la angulosidad, mientras que la cabeza y cabello presentan formas más suaves y naturales.

 

El bronce muestra una textura rugosa, huyendo de las superficies pulidas o del propio brillo del material. La presencia del personaje es compacta pero no pesada, dejando solamente vacío el hueco bajo las patas de la silla.

 

Saavedra Fajardo: homenajes no rematados

 

Detrás de esta idea de monumento a Saavedra Fajardo que dio lugar al boceto que exponemos, se encontraban el Ayuntamiento de Murcia, la sociedad mercantil regional ‘Murcia Cultural’ (absorbida en 2013 por el Instituto de las Industrias Culturales – ICA) y la Caja de Ahorros del Mediterráneo – CAM (antigua Caja de Ahorros de Alicante y Murcia).

 

La organización y diseño de una programación de actividades para conmemorar la efeméride y rendir homenaje a Diego Saavedra Fajardo (para “conseguir que las generaciones de hoy conozcan la obra y la figura de las grandes personalidades del pasado”), fue anunciada por sus promotores en septiembre de 2007, momento en el cual también se informó del nombramiento del diplomático Inocencio Arias como comisario de la celebración.

 

En la web Región de Murcia Digital, en febrero de 2008, se contaba que el presupuesto de estos actos ascendería a un total de 2,2 millones de euros, de los cuales el Ayuntamiento de Murcia aportaría 300.000 euros. La noticia seguía de este modo:

 

“En el proyecto cultural tienen cabida, además de una magna exposición, que tendrá como sede el Centro de Arte Palacio Almudí y la Sala de Exposiciones de Caja Mediterráneo, otras actividades como conciertos, seminarios y conferencias que se sucederán desde el próximo viernes hasta el último mes del año. Por supuesto, también se reeditarán algunas de sus obras más representativas”.

 

Y respecto del monumento, se afirmaba: “Asimismo, Murcia exhibirá una escultura en honor del insigne escritor en un lugar de la ciudad que resulta doblemente simbólico por cuanto que se situará en la confluencia entre la calle que lleva su nombre y la Plaza de Europa (dada la vinculación del diplomático con la política europea y con la Guerra de los Treinta Años). Dicha escultura, que será realizada por Venancio Blanco, ayudará a mantener siempre presente a este personaje ilustre de la historia de Murcia que realizó una labor muy importante tanto en España como en el resto de Europa”.

 

Sin embargo, esas iniciativas no se llevaron a cabo en su totalidad, tal y como las resumió Pedro Soler en una noticia del diario La Verdad en febrero de 2008: el periodista titulaba su texto con un elocuente “Monumento a Saavedra Fajardo: ¿a la tercera irá la vencida?”, en alusión a “los intentos fallidos en 1875 y 1884”.

 

Sobre la tentativa de 2008, Soler relataba: “Se pretende también reeditar ciertos libros de Saavedra, organizar un premio e inaugurar una escultura que recuerde a tan ilustre personaje y que conserve su presencia en algún enclave capitalino. Pero pocos saben y nadie recuerda que, desde hace más de 130 años, al menos en dos ocasiones se ha proyectado la instalación de un monumento que memorice a Saavedra Fajardo, cuyo recuerdo pasó sin grandes alharacas, cuando, en mayo de 1984, se cumplía el cuarto centenario de su nacimiento”.

 

El reconocido periodista de La Verdad citaba entonces a otros dos personajes relevantes del mundo de la cultura y la sociedad murcianas que tampoco entendían el olvido de Saavedra Fajardo en aquel aniversario de 1984: el poeta Francisco Sánchez Bautista y el también periodista García Martínez. El primero afirmaba: “Este mismo año es el centenario de Saavedra Fajardo. ¿Y qué se está haciendo? Nada. Si no hacen nada las instituciones que disponen de dinero…”.

 

Y el segundo se lamentaba así: “Hubiese sido, sin duda, bueno haber dedicado los doce meses de 1984 a conocer mejor al ilustre paisano. La tradicional falta de calor con que Murcia acoge a sus hijos más o menos ilustres debería ser finalmente corregida”.

 

Ninguno de ellos habría esperado que, en la intentona posterior de 2008, al margen de los buenos deseos y de los anuncios, más de una idea de las que fueron presentadas se quedase en el limbo, empezando por el propio monumento cuyo boceto de Venancio Blanco mostramos en el museo, y siguiendo, por ejemplo, por el hermanamiento de Murcia con la ciudad alemana de Münster.

 

Primera y última piedra

 

Prosiguiendo con el texto de Pedro Soler, el periodista explicaba en 2009 lo sucedido en 1884, en el tercer centenario del nacimiento de Diego Saavedra Fajardo; un hecho sorprendente y bastante revelador.

 

Cuenta Soler que la primera idea de hacer un monumento había surgido del arquitecto José Marín Baldo y del escritor Lope Gisbert en 1875, durante una “romería artística” a Algezares a cargo de los dos citados, junto a Javier Fuentes y Ponte, José Martínez Tornel, el Conde de Roche y otras personalidades de la época.

 

Con el fin de homenajear al diplomático murciano, en mayo de 1875 se abrió una suscripción pública “para levantar un modesto monumento a la gloria de don Diego Saavedra Fajardo, hijo preclaro de Algezares”, y más tarde se convocó un concurso del cual, un año más tarde, saldría premiada la propuesta del escultor Manuel Sánchez Araciel. Después, el olvido.

 

Hasta la significativa fecha de 1884: en el mencionado tercer centerario del nacimiento de Saavedra se retomó el proyecto, a cuyo entusiasta objetivo también había que sumar el hallazgo por parte de Fuentes y Ponte, un año antes, en Madrid, de los restos del insigne murciano: su calavera y sus dos “canillas” habían sido encontradas en la iglesia de San Isidro de Madrid, y coincidiendo con la efeméride, fueron trasladadas a la Catedral de Murcia, donde hoy reposan.

 

De este hecho y de la biografía del propio Saavedra Fajardo, hablamos en otro texto de nuestro Gabinete de curiosidades, que puedes leer pinchando en este enlace.

 

Otra iniciativa, en este caso que sí se llevó a término en 1884, fue la de cambiar el nombre de la Calle Rambla por Calle Diego Saavedra Fajardo: ya sabéis, la populosa ‘calle de las tascas’, entre la Merced y la trasera del cine Rex, pasando por la plaza de abastos y la plaza de Europa.

 

El 4 de mayo de 1884 se colocó de manera solemne, como siempre en este tipo de casos, con banda de música y 300 invitados, la primera piedra del monumento a Saavedra Fajardo que ya se había promovido en 1875: el lugar elegido para este primer y último paso fue la plaza de Santo Domingo. Primer y último paso, y más tarde, paso perdido: en 1887, el diario La Paz afirmaba que “cuando no hay ánimo de continuar las gestiones, no deben empezarse, pues se cae en el ridículo; los forasteros, al venir a Murcia y pasar por la Plaza de Santo Domingo, nos tienen que censurar”.

 

Pedro Soler explicaba en su texto de 2008 que, en efecto, aquella primera piedra no soportó jamás a las que debían de completar el homenaje. Y que luego sólo fue cubierta por el polvo, la tierra y el olvido hasta que, en 1997, durante unas obras de remodelación del espacio urbano de la plaza, las máquinas toparon con ella. Soler remitía a las palabras publicadas por el diario La Verdad tras el hallazgo:

 

“Las excavaciones han permitido descubrir un bloque de piedra de un monumento a Saavedra Fajardo, que data de 1884. El bloque tiene la inscripción: 'Primera piedra del monumento a Saavedra Fajardo. Año 1884', y, dado su buen estado de conservación, los técnicos municipales van a encargarse de su limpieza”.

 

En cuanto al intento de 2008, cuyo boceto mostramos en el Museo de la Ciudad, hay que señalar que no llegó a colocarse primera piedra pero que en 2016 todavía se recordaba la propuesta. Bajo el titular de ‘Saavedra Fajardo, olvidado’, en el diario La Verdad, se decía “¿Y qué se sabe de aquel monumento al olvidado Saavedra Fajardo, que se instalaría en la Plaza de Europa, con motivo de la celebración del 360º aniversario de la muerte del murciano más universal? La escultura, original de Venancio Blanco, espera en la fundición que desde Murcia la reclamen”.

 

En Algezares (y en otros lugares)

 

En cualquier caso, no puede decirse que el municipio de Murcia no le haya erigido monumento alguno: en la pedanía en la que vino al mundo este célebre diplomático, uno de los protagonistas de la Paz de Münster que puso fin a la Guerra de los Treinta Años y autor del libro ‘Las empresas políticas’, Diego Saavedra Fajardo, tiene un busto junto al cual, en cada efeméride, las vecinas y vecinos de Algezares le rinden homenaje.

 

Pero también hay reconocimientos muy significativos fuera de Murcia municipio y región: por ejemplo, nada menos que en las pinturas que decoran la bóveda central del Salón de Sesiones del Congreso de los Diputados, donde el murciano Saavedra Fajardo comparte lugar de honor con la reina Isabel II y con el Cid, Cristóbal Colón, Campomanes, Jovellanos, Cervantes, Lope, Juan de Herrera, Velázquez, Berruguete, Luis Vives, Francisco Salinas y Juan de Mariana. Dichas pinturas fueron realizadas por Carlos Luis Ribera (1815-1891) con la técnica del encausto.

 

Y una de las últimas muestras públicas de homenaje a Saavedra Fajardo, conecta precisamente con el boceto del Museo de la Ciudad, ya que se trata de una obra de Venancio Blanco Martín que su Fundación ha donado a la Universidad de Salamanca, donde estudió el diplomático murciano. Dicho monumento, colocado frente a la Facultad de Derecho, fue inaugurado en diciembre de 2023 y es prácticamente igual que el que se proyectó para Murcia, con ligeras modificaciones: por ejemplo, y según recogieron los medios locales cuando se descubrió la escultura, el respaldo de la silla de Saavedra Fajardo lleva esbozado el perfil de Salamanca, ciudad en la que residió y estudió.

 

Venancio Blanco Martín

 

Venancio Blanco Martín (Salamanca, 1923 - Madrid, 2018), escultor, recibió una primera formación general en el ámbito rural en el que nació, en Matilla de los Caños del Río, y en 1937 obtuvo una beca del Ayuntamiento de Salamanca para acceder a la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad. En 1948 concluyó sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, y en 1959 ya logró el Premio de la Crítica a la mejor exposición del curso 1958-1959, tras exponer individualmente su obra en el Ateneo de Madrid.

 

En uno de sus viajes de formación a Italia, gracias a una beca de la Fundación March, adquirió conocimientos sobre la fundición artística en bronce en los talleres de Giovanni y Angeli, en Roma, donde se familiarizó con los procedimientos heredados del Renacimiento y de Benvenuto Cellini, técnicas que empleó también el propio Venancio Blanco en sus obras.

 

En una etapa de intensa actividad en los años 60 y 70, comenzó a ser reconocido con premios como el Premio Nacional de Escultura (1959) y la Primera Medalla de Escultura de la Exposición Nacional de Bellas Artes (1962), así como medallas de oro y distinciones en bienales y exposiciones en el extranjero: Egipto (1963), Salzburgo (1964), Bruselas (1965), Nueva York (1965) y Budapest (1965).

 

En 1980 se le dedicó una exposición antológica en el palacio Velázquez del Retiro, y el Museo Nacional de Escultura de Valladolid realizó una muestra individual del artista. El año siguiente fue nombrado director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma, al frente de la cual estuvo hasta 1985. A su regreso a España, cosechó sendos nombramientos en las Reales Academias de Bellas Artes de Valladolid y de Sevilla, y siguió produciendo obras que hoy se muestran en numerosos museos de España.

 

En el Museo de la Ciudad, además del boceto de monumento para Saavedra Fajardo, conservamos la obra ‘Música barroca’, una interesante pieza en bronce que fue galardonada con el Premio Ciudad de Murcia de Escultura en 1976. Venancio Blanco Martín falleció en Madrid en 2018, a la edad de 94 años.

 

En cuanto a su estilo, en su biografía para la Real Academia de la Historia, firmada por la investigadora y profesora de la Universidad de Valladolid Teresa Ortega-Coca (1930-2018), se explica así:

 

La obra de Venancio Blanco estriba entre la perfección clásica, el vacío expresionista atrapado entre las roturas dramáticas de sus planos en bronce y el cálculo estructural del constructivismo arquitectónico; está siempre en relación directa con la técnica ensayada en cada momento y se renueva con el proceso de fabricación.

 

El artista no es sólo el diseñador de su obra sino que la persigue de principio a fin, pues considera que incluso los errores pueden contener sorpresas artísticamente válidas y cada escultura tiene sus vivencias intransferibles, su propia historia.

 

La escultura de Venancio Blanco, más que en períodos cronológicos, puede resumirse en tres agrupaciones, correspondientes a tres directrices ideológicas principales: las esculturas que copian la naturaleza; las que interpretan la naturaleza y las que inventan la realidad.

 

Además, respecto de una de las temáticas que más cultivó este autor, Ortega-Coca afirma que “Venancio Blanco es uno de los artistas españoles que ha renovado la escultura religiosa contemporánea, partiendo de las formas tradicionales e incorporando el lenguaje plástico de la vanguardia”.

 

Fuentes

 

“Algezares acoge una ofrenda floral y un concierto de homenaje a Saavedra Fajardo en el 360 aniversario de su muerte”, noticia de la agencia Europa Press.

 

Web del Congreso de los Diputados.

 

'Murcia conmemora a Saavedra Fajardo en el 360 aniversario de su muerte’, 21 de febrero de 2008. Artículo en Región de Murcia Digital.

 

‘Monumento a Saavedra Fajardo: ¿a la tercera irá la vencida?’, 20 de febrero de 2008. Noticia de La Verdad.

 

‘Saavedra Fajardo, olvidado’, 17 de junio de 2016. Noticia de La Verdad.

 

Biografía de Venancio Blanco Martín en Dbe.rah:

 

Donación de un monumento a Saavedra Fajardo de la Fundación Venancio Blanco a la Universidad de Salamanca: Noticia del diario Salamanca hoy, y galería de imágenes en el diario La Razón.

 

Web del Museo de la Ciudad, ‘¿Sabías que…’ sobre Saavedra Fajardo.


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