Pieza destacada
Maternidad, de Antonio Garrigós Giner

Maternidad

(ca. 1936)

Antonio Garrigós Giner (1886-1966)

Terracota policromada. 40 x 30 x 25 cm.

Colección artística municipal.



En esta pequeña pieza, Garrigós muestra a una madre con sus dos hijos. Es un ejemplo de la tipología de figura-bloque en la que no hay apenas incisiones. Se trata de una obra compacta, de formas rotundas y macizas pero mostrando al mismo tiempo unos perfiles suaves, ondulantes y dulcificados. Con disposición piramidal, los tres personajes se funden de manera material e inmaterial, unidos por el vínculo materno filial y por un sueño profundo, dulce, en el regazo de paz, seguridad y amor que proporciona la madre.

 

Destacan las cabezas y las manos en una obra de colores terrosos. Los tres personajes duermen plácidamente, aunque el autor nos oculta el rostro de la hija, que se apoya en las piernas de la madre. Tampoco nos dice dónde se encuentran, porque no hay más referencia al entorno que un fragmento de suelo y la pequeña pared (o quizá el árbol) donde se apoyan. Podrían estar esperando, y en su espera, el cansancio los ha atrapado serenamente. Aquí la madre es hogar: donde quiera que se encuentre ella, sus hijos están en casa. Mientras duermen, la madre vela por sus sueños. Y ella misma, aun dormida, los protege con sus manos y su sonrisa.

 

Hemos podido localizar información sobre esta pieza u otra idéntica en el diario ‘Nuestra Lucha’, periódico de la lucha obrera, del 29 de octubre de 1936, en plena Guerra Civil, en el que, además de una imagen, en el pie de foto podemos leer: "Grupo escultórico original del artista murciano Antonio Garrigos que ha sido adquirido por los exploradores murcianos para efectuar una rifa a beneficio de las Guarderías Municipales".

 

La pieza que se muestra en la segunda planta del Museo de la Ciudad, pertenece a la colección artística municipal.

 

Antonio Garrigós Giner (1886-1966), nacido en Santomera, fue un escultor destacado de la primera mitad del siglo XX, actividad que durante un tiempo combinó con un negocio de estuches y cajas para especias. Mantuvo una relación de amistad e interés artístico con el también escultor Clemente Cantos, y compartió animadas tertulias en el Café Oriental con otros artistas, como el propio Cantos, Luis Garay, Victorio Nicolás, Planes o Joaquín. La prosperidad de su negocio y su pasión por el arte también lo llevaron a proteger y a ayudar a pintores y escultores de su generación, lo que le valió el apodo de ‘el Miceno’.

 

En 1923, Garrigós y Cantos crearon el taller de los Bellos Oficios de Levante, donde se entregaron a la producción de pequeñas figuras de terracota y conjuntos de temática costumbrista, como huertanas y huertanos, así como figuras para belenes. El taller de Cantos y Garrigós, situado en la Calle Corvera, estuvo activo hasta finales de los años 20, y en ese tiempo Garrigós llegó a ser concejal de Parques y Jardines. En dicha tarea optó por promover jardines con diseños del siglo anterior y de inspiración romántica, alejados de la geometría y apostando por una vegetación exhuberante. Acabada la Guerra Civil se dedicó de manera más intensa a las imágenes religiosas.

 

Durante algún tiempo residió fuera de Murcia, como por ejemplo en Barcelona a principios de los años 30, donde conoció al escultor Manuel Hugué y entró en el círculo de artistas barceloneses, o en Albacete, donde trabajó en la fábrica de Cerámica Artística Vila en 1951. En la misma ciudad manchega talló un Crucificado conocido como el Cristo del Silencio para la Parroquia de la Purísima, en la que el hijo del escultor era sacerdote.

 

El Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid compró en 1953 el único belén completo que se conoce de Antonio Garrigós Giner, hecho en 1945, y en el que el autor se basó después para comercializar sus figuras en la fabrica albacetense. Asímismo, a Antonio Garrigós Giner debemos una gran serie de relieves, un Vía Crucis adquirido por el MUBAM, grupos escultóricos como el titulado ‘Dejad que los niños se acerquen a mí’ y un buen número de esculturas de pequeño formato y temática diversa, como la maternidad expuesta en el Museo de la Ciudad.

 

Además, fue un defensor del folklore y el costumbrismo murciano, y estuvo interesado en tradiciones como la de los autoros. De hecho, su pasión por las cuadrillas de auroros lo llevó a recuperar la de Espinardo, de la que después fue considerado ‘director espiritual’. Antonio Garrigós Giner murió en Madrid en 1966.

 

Fuentes

 

Gran Enciclopedia de la Región de Murcia (tomo 4, páginas 315-316).

Ceres, colecciones en red. Ficha de figura de Belén del Museo Nacional de Artes Decorativas.

Región de Murcia Digital regmurcia.com

Fondos digitalizados del Archivo Municipal de Murcia: periódico ‘Nuestra Lucha. Portavoz de la Unidad Obrera’, página 6.


© 2014, Museo de la Ciudad Ayuntamiento de Murcia Nota legal · Política de privacidad