Moneda de peseta
1937
Latón
Diámetro 23 mm, peso 25 grs
Destacamos esta pequeña moneda como forma de dar valor a la colección numismática del Museo de la Ciudad en su conjunto, inventariada e incluida en nuestras colecciones ephemera, y disponible en este enlace.
Pero también la destacamos por su significación histórica: no siendo una pieza excepcional ni difícil de encontrar por un coste asequible, materializa un momento y un hecho de especial interés histórico. Fue donada, junto con otras monedas, por José Carlos Muñoz Ruiz.
Ante nuestros ojos tenemos una moneda de peseta fabricada en latón, una aleación de cobre y zinc, “de color amarillo pálido y susceptible de gran brillo y pulimento” (diccionario de la RAE), que fue acuñada en 1937 por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en su traslado temporal a Castellón, en plena Guerra Civil.
En el anverso presenta la inscripción “Repvblica Española” y un perfil de mujer con una larga melena que podría ser la alegoría de España, y en concreto, de la Hispania romana, aunque bien pudiera tratarse de la República, a pesar de no llevar gorro frigio ni torres sobre su cabeza, ni otro rasgo que la identifique como tal.
En el reverso nos informa de su valor, una peseta, así como de su año de acuñación, 1937, y se incluye la representación de una vid con una hoja de parra y un racimo de uvas. Esta moneda, de la cual se acuñaron 50 millones de piezas, tiene canto estriado, un diámetro de 23 milímetros y un peso de 5 gramos.
Su interés principal reside en ser la primera moneda fiduciaria de una peseta, es decir, en ser una “moneda que representa un valor que intrínsecamente no tiene” (RAE): por tanto, su valor es nominal y no depende del material del cual está fabricada, como pasaba hasta la fecha con monedas acuñadas en oro, plata, bronce, cobre u otros metales.
Además, según algunas fuentes, es la primera peseta a la que se llamó ‘rubia’, dando origen a esa denominación para las monedas de una peseta. ¿La razón? Que el cabello de la alegoría de España o de la República que decora su anverso, con el color del latón, lucía como si fuera una melena rubia. Otras fuentes dicen que la denominación de rubias para las pesetas empezó a usarse años después.
Esta moneda también fue conocida como “peseta del vino” y “peseta de las uvas” por la vid de su reverso, y como “peseta de Negrín” por Juan Negrín, presidente del Gobierno entre mayo de 1937 y marzo de 1939. Por otro lado, dentro del contexto social de aquel momento, se dice que esta moneda era citada popularmente como la de “las tres perdiciones del hombre”, por reunir en sí a la mujer, al vino y al propio dinero.
La guerra y el traslado de la Fábrica de la Moneda
En noviembre de 1936, ante el temor de que las tropas sublevadas en el mes de julio de ese mismo año tomasen la capital de España, el Gobierno decidió trasladarse de Madrid a Valencia junto con el Consejo del Banco de España y la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT).
A pesar de la precipitada evacuación, la FNMT tuvo tiempo de llevarse a su nuevo emplazamiento sus moldes y troqueles, y fijó Castellón como sede de su factoría para acuñar nueva moneda.
Desde el golpe de Estado, debido al acaparamiento de monedas de plata por parte de la población, por un lado, y por otro a la escasez de materiales como el cobre y el níquel por su uso en la fábricas de munición, la FNMT decidió emitir moneda fiduciaria.
Tras las pruebas realizadas en años precedentes con varias aleaciones, y en 1925, la acuñación en cuproníquel de monedas de 25 céntimos, finalmente en marzo de 1937 el Gobierno de la República decretó la acuñación de monedas de una peseta hechas en latón, usando para ello los troqueles que ya tenía preparados desde 1935 y que habían sido trasladados a Castellón. Aunque la FNMT acuñó cincuenta millones de ‘rubias’, su distribución en territorio republicano fue muy lenta.
Hay que recordar que la palabra troquel, que viene del griego ‘trochós’, rueda, designa al “molde empleado en la acuñación de monedas, medallas, etc.” (RAE), y es sinónimo de cuño, es decir, “troquel, ordinariamente de acero, con que se sellan las monedas, las medallas y otras cosas análogas”.
La peseta
A modo de antecedente respecto de la peseta y de su origen, debemos saber que fue implantada en España en 1868. La propia Real Casa de la Moneda – Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, en un documento titulado 'Adiós, Peseta' (2001), relata el momento así:
“El 19 de octubre de 1868, por Decreto del Gobierno Provisional formado tras el derrocamiento de Isabel II, nace la peseta como unidad monetaria. Siguiendo los dictados de la Unión Monetaria Latina, a la que finalmente no se adhirió España, se imponía ya de forma definitiva el sistema métrico decimal como base para la actividad económica”.
¿Y qué era la Unión Monetaria Latina? “El primer gran plan europeo de unidad económica”. Francia fue su promotora junto a Bélgica, Italia y Suiza, en 1865, y posteriormente se les sumaría Grecia. “La unión consistió estrictamente en fijar un tipo de cambio de sus respectivas monedas con un patrón de oro y de plata. No hubo una moneda común, pero el tipo de cambio era de uno a uno: una lira valía un franco. No contó con un único banco central ni hubo nada parecido a unidad de política económica y fiscal. España, que creó la peseta en 1868 para formar parte de la Unión Latina, finalmente no llegó a adherirse formalmente”.
Así se cuenta en el artículo ‘La Unión Monetaria Latina y otros intentos europeos fallidos antes del euro’ (ABC economía, 10 de junio de 2012).
En cuanto al nombre elegido para la moneda que habría de regir en España durante más de 130 años, hasta la llegada del Euro, en el texto titulado 'Adiós, Peseta' se cuenta que la palabra peseta ya era conocida y usada en referencia a los “reales de a cuatro”. Y para referirse a los “reales de a dos” se usaba “media peseta”. La palabra peseta sustituyó a las anteriores: reales, maravedíes... Y sobrevivió durante el final del siglo XIX y el primer tercio del XX, llegando a la compleja situación generada con la Guerra Civil.
La guerra monetaria y las 'Piñuelas'
En el artículo ‘1937-2002. Principio y final de la peseta fiduciaria’, de Rafael Feria y Pérez, Director General de la Fundación Real Casa de la Moneda, se relatan algunos pormenores del contexto bélico en el ámbito monetario: el bando sublevado, que poco después del golpe fijó Burgos como sede de la llamada Junta de Defensa Nacional, creó un Banco de España paralelo al legítimo y en competencia con aquel.
“Monetariamente hablando, ambas zonas compartieron el mismo circulante mientras los sublevados creyeron que su golpe de Estado iba a ser un paseo rápido y triunfal. Tan pronto se dieron cuenta de su error inicial de cálculo, se publicó un decreto por el que se les privó de valor legal de curso, en el área de los sublevados, a todos los billetes puestos en circulación por el Banco de España con posterioridad al fatídico 18 de julio”, explica Rafael Feria.
El autor prosigue afirmando que, “con el establecimiento de diferentes medidas monetarias y represivas, se fue creando un doble y mutuamente excluyente sistema monetario dentro de un mismo país”. “La duplicidad de monedas también fue manejada en la llamada guerra monetaria, que, utilizando al dinero como arma estratégica, pretendió desestabilizar financieramente al enemigo”, relata Feria y Pérez.
“La extensión de las hostilidades originó graves problemas de desabastecimiento de moneda metálica para el menudeo, ya que gran parte de aquélla había sido fundida para atender las crecientes necesidades emanadas de las industrias de guerra o no llegaba por el aislamiento que mantuvieron ciertas regiones periféricas con respecto a la FNMT y el Gobierno central de Madrid, obligando a la acuñación in situ de moneda fraccionaria, pero sin desligarse totalmente del control de las autoridades monetarias republicanas”, afirma el autor, para después citar algunos ejemplos.
Por otro lado, en ‘Adiós, Peseta’ se cuenta el mismo hecho de este modo: “La falta de moneda divisionaria se hará acuciante, dando lugar a la proliferación de medios de pago emitidos por todo tipo de organismos, tanto de carácter público como privado, en un ámbito puramente local, normalmente de pequeña cuantía, que permitiera las transacciones elementales de la vida cotidiana”.
Tal fue el caso del Consejo Municipal de Murcia y de sus billetes de 25 y 50 céntimos, y los de una y dos pesetas, conocidos popularmente en su día como ‘Piñuelas’ en honor a Fernando Piñuela Romero (1897-1939), alcalde de Murcia (1936-1938). Leemos un fragmento del libro ‘Alcaldes de Murcia. 1886/1939’, de José Cano Benavente (página 375):
“En la sesión de 12 de febrero (de 1937), a moción del alcalde, se aprueba la emisión por el Ayuntamiento de billetes constitutivos de la moneda fraccionaria de 0’50, 1 y 2 pesetas con la garantía de billetes del Banco de España, a la vista de las dificultades que la escasez de moneda fraccionaria produce en el término municipal”.
“La emisión será hasta un total de un millón de pesetas en billetes, que llevarán las firmas del alcalde, depositario e interventor municipales. Esta emisión fue posteriormente ampliada, cambiando el valor de los billetes”, recuerda Cano Benavente.
En esas mismas fechas, y por la ausencia de medios, el bando sublevado no tuvo más remedio que encargar la acuñación de sus monedas en el extranjero. Así, en una Austria ya en la órbita de la Alemania nazi y sólo unos meses antes de ser anexionada, se acuñó para la Junta golpista una gran cantidad de monedas de níquel de 25 céntimos, en cuyo anverso se podía leer “1937 - II año triunfal”. De esta moneda, el Museo de la Ciudad también posee una pieza, contemporánea a la que protagoniza este texto.
Rafael Feria relata que “estas monedas se hicieron llegar al escaso flujo monetario por un decreto de la Junta de Defensa Nacional de 5 de abril de 1938. Con estas y otras medidas, los nacionales intentaron suplir las carencias de numerario y sustituir el circulante republicano poniendo en circulación una pieza que no resultara extraña a los ojos de los usuarios de la zona nacional bajo su control. Ésta es la primera y única acuñación documentada del Gobierno de Burgos en el transcurso de la Guerra Civil”.
Las monedas y billetes emitidos durante la dictadura fueron sustituidos muy poco a poco ya en época constitucional, aunque siguieron durante muchos años en circulación.
A finales del siglo XX, España se adhirió al proyecto de moneda común de la Unión Europea. “El 21 de noviembre de 2000 finalizó la producción de los billetes con un último ejemplar de 10.000 pesetas”. La de monedas hizo lo propio el 19 de junio de 2001 con una última moneda de cien pesetas. Puestos en circulación los billetes y monedas de euro el 1 de enero de 2002, euros y pesetas convivieron hasta el 28 de febrero de ese año, día a partir del cual ya sólo se aceptó el euro en las transacciones en efectivo.
Durante 20 años se ha permitido cambiar pesetas por euros (en un primer momento, en entidades financieras; después, sólo en el Banco de España). El 30 de junio de 2021 fue la fecha límite para el cambio, de modo que ya no es posible canjear pesetas por euros.
Colección numismática
Dentro de la pequeña colección numismática del Museo de la Ciudad, mostramos, en una vitrina de la segunda planta y junto a la peseta de 1937 que protagoniza este texto, tres billetes de las llamadas ‘Piñuelas’, a los que también nos hemos referido, y otros billetes y monedas de peseta.
La colección numismática del museo, tal y como decíamos al principio, está inventariada y se incluye en sus colecciones llamadas ephemera. La componen 24 piezas de las que 10 son monedas y 14 son billetes. Su rango temporal abarca desde 1870, fecha de dos monedas de plata y una de cobre acuñadas por la Primera República Española, hasta 1963 con una peseta acuñada por el régimen franquista.
Fuentes
‘1937-2002. Principio y final de la peseta fiduciaria’, Rafael Feria y Pérez, Director General Fundación Real Casa de la Moneda.
‘1 peseta de 1937’, Ruiz Calleja - Blog Numismático
‘La peseta del vino’, artículo de Alberto Moreno Vega y Luis Jiménez Álvarez.
‘La Unión Monetaria Latina y otros intentos europeos fallidos antes del euro’. ABC economía, 10 de junio de 2012.
‘Finalizó el periodo de canje de pesetas por euros’, blog del Banco de España, 1 de julio de 2021.
Historia de la peseta, Banco de España.
‘Adiós, Peseta’, Real Casa de la Moneda - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
‘Alcaldes de Murcia. 1886/1939’, José Cano Benavente. Ayuntamiento de Murcia, 1985.