Según relata Ortega Pagán en su `Callejero murciano´: `Esta calle está al final de la calle Aistor, y no tiene salida y, por tanto, como aquellas otras que no tienen comunicación con otras calles o plazas, la circulación es escasa, limitándose el tránsito solo a los vecinos o aquellas otras personas que tienen que visitarlos.
La parte de poniente de la expresada calle marcaba la muralla que cercaba la ciudad desde la puerta de Vidrieros a la del Azoque. Consta por acuerdo municipal (1725, folio 54) en el que `se concede un trozo de muralla en la calle de la Brujera a Fernando Forcada con sujeción al censo que se le habrá de imponer la comisión que le había de marcar el terreno´. De modo que esa calle es un testimonio irrefutable de la línea de la primitiva muralla de la ciudad.